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Reportaje:

Ciudades para ellos y para ellas

El Aula Eileen Grey de Córdoba analiza la arquitectura y el urbanismo desde la perspectiva femenina

Manuel Planelles

Inmaculada Moreno (Badalona, 1972), Isabel Cantillo (Málaga, 1967) y Fabiana Cuello (Córdoba, Argentina, 1965) son arquitectas y mujeres. Se ponen en el pellejo de las madres, de las esposas, de las amas de casa y piensan en la arquitectura y el urbanismo de las ciudades. Reflexionan, surgen dudas y ofrecen sus particulares soluciones. Forman parte del Aula Eileen Grey, creada gracias a ellas en el Colegio Oficial de Arquitectos de Córdoba.

El aula es, según afirman, "un espacio abierto (...) en el que se pretende incorporar la perspectiva de género en el campo de la arquitectura y el urbanismo". Nació en 2002 y es un proyecto abierto a todas y todos aquellos profesionales que se quieran sumar. En 2005, su labor en favor de la incorporación de la perspectiva de género a un campo como el urbanístico fue reconocida con el premio Meridiana del Instituto Andaluz de la Mujer (IAM).

"El planeamiento se fija en un individuo con vehículo que trabaja fuera de casa"

Aseguran que la arquitectura realizada por hombres no es mejor ni peor que la que desarrollan las mujeres. "En verdad sólo nos diferenciamos en lo físico, lo que ocurre es que por los roles de vida tenemos momentos diferentes. Y eso sí nos marca a la hora de proyectar", afirma Fabiana Cuello. "Nosotras tenemos en cuenta otros parámetros", completa Isabel Cantillo.

"Hasta ahora, el planeamiento de las ciudades se ha proyectado desde la perspectiva de un individuo con vehículo que trabaja fuera de su casa", sostiene Inmaculada Moreno. ¿Pero quién piensa en las zonas verdes? ¿Quién piensa en que deberían existir corredores libres de tráfico para que los niños puedan ir al colegio solos? ¿Quién piensa en iluminar los parques para que, cuando anochezca, no se tenga que dar un rodeo por miedo? Estas tres arquitectas sostienen que piensan en ello quienes lo padecen de forma cotidiana: las mujeres.

La historia del urbanismo la han escrito hombres. Inmaculada, Isabel y Fabiana abogan, en congresos y seminarios profesionales, por darle la vuelta a la tortilla. Como ejemplo recuerdan un concurso que se realizó en Viena: "Lo hicieron exclusivamente para mujeres arquitectas. El jurado estaba formado también sólo por mujeres". Se trataba de un concurso para la edificación de viviendas y para el planeamiento de una gran manzana. "Ya está ejecutado y no es que se eliminaran los problemas de género, porque están en la sociedad, pero si se han elaborado propuestas muy interesantes", explica Cantillo.

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Por ejemplo, se proyectaron "sendas peatonales para niños o espacios comunes en los edificios o espacios en los bloques para dejar los carritos de los niños". "Si los hombres realizaran las mismas actividades estarían igual de concienciados que nosotras e intentarían solucionar los mismos problemas", dice. Su particular visión de la arquitectura y el planeamiento también se extiende al modelo actual de viviendas. "Reclamamos a las administraciones que tengan en cuenta los cambios sociales que se ha producido y hagan leyes acordes", sostiene Isabel Cantillo.

Dicen que las casas actuales están pensadas para una familia tradicional: "Un padre que trabaja fuera de casa, una madre que se queda y dos hijos". Es decir, tres dormitorios, salón y cocina independiente. "Se hacen viviendas estandarizadas para familias estandarizadas", afirma Fabiana Cuello. "Abogamos por una vivienda más flexible", añade.

Familias distintas

Y se lo reclaman a la administración. La normativa vigente que regula la edificación de Viviendas de Protección Oficial fue redactada en 1969. "Se hizo en su momento para solucionar un problema de hacinamiento de las familias. Pero los problemas han cambiado y la sociedad y el tipo de familias también", afirma Inmaculada Moreno.

Esta ordenanza establece milimétricamente el número de habitaciones e incluso las dimensiones de cada una. Se especifica, por ejemplo, que la cocina tiene que tener un mínimo de siete metros cuadrados y tiene que ser independiente. "A lo mejor tendría que estar integrada en el salón, porque yo no soy la asistenta y no quiero estar aislada del resto de la familia", afirma Isabel Cantillo.

"Nos gustaría que pudiera llegar un momento en el que no hiciera falta hablar de género", expone Cuello. Un momento, explican, en el que hombres y mujeres conciban la ciudad desde la misma perspectiva porque hagan las mismas actividades. Pero los roles todavía existen. Las tres consideran que el Aula Eileen Grey debe seguir realizado una labor de investigación y formación.

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Sobre la firma

Manuel Planelles
Periodista especializado en información sobre cambio climático, medio ambiente y energía. Ha cubierto las negociaciones climáticas más importantes de los últimos años. Antes trabajó en la redacción de Andalucía de EL PAÍS y ejerció como corresponsal en Córdoba. Ha colaborado en otros medios como la Cadena Ser y 20 minutos.

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