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La Feria del Libro de Sevilla casa la novela con los juegos

Buscar una buena novela, asistir a una conferencia o comprar un precipitado regalo para el día de la madre, no fueron las únicas actividades de ayer en la Feria del Libro de Sevilla. Los visitantes, por la tarde, pudieron dedicarse a jugar un rato.

Personajes de cómic como Hulk, Spiderman o, más recientes, como Lobezno o Ironman se acomodaron en tableros colocados en el recinto de la Plaza Nueva durante el fin de semana. Se hicieron demostraciones de juegos de mesa, de estrategia o de rol. Los niños -y no tan niños-, tras haber aprendido, pasaban a la acción.

Dos de los tableros más populares fueron el de Las aventuras del capitán Alatriste, la novela ambientada en el Madrid del siglo XVI por Arturo Pérez-Reverte, y Los pilares de la tierra, la novela histórica del autor británico Ken Follett ambientada en Inglaterra en la Edad Media.

"Mucha gente aficionada a ambas novelas, se acerca para aprender a jugar", explicó ayer Manuel García, presidente de Los Dirigibles, una asociación dedicada a fomentar las actividades lúdicas entre los jóvenes. "Lo que queremos es que la gente se aficione a los juegos porque éstos te llevan a pensar, manejar números y letras, estar activo... siempre es mejor que la televisión, ¿no?", reclamaba Álvaro Herrera, de la asociación.

El anuncio de las actividades por megafonía interrumpía las explicaciones sobre las reglas del juego: "En Los pilares, la catedral de Kingsbridge se construye entre todos los participantes". El ganador es "el que más ha contribuido en el proceso". La gente, sofocada por el calor, no dejaba de llegar al recinto. Una de las ventajas del juego, según los organizadores, es que "siempre hay que relacionarse con otro, no como ocurre con muchos de los juegos de ordenador. Apuntaron también que "los juegos europeos son complejos y los estadounidenses, más simples, como el Monopoly".

Un niño de ocho años se acercó con tímidez a las mesas. Al momento llegó otro un poco mayor. "¿Te gustan los zombies?", preguntó. "Sí", contestó el pequeño. Y se sentaron juntos a jugar.

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