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Hallados los cadáveres de dos jóvenes maniatados y con disparos en la cara

Los fallecidos, de etnia gitana, residían en el barrio de Almanjáyar de Granada

Dos jóvenes de etnia gitana, M. F. A. de 25 años y con antecedentes policiales, y J. F. C., de 24, residentes en el barrio de Almanjáyar, en la zona norte de la capital granadina, fueron hallados ayer muertos en el Camino de Purchil, paralelo al cauce del río Genil, al sur de Granada. Estaban maniatados y con los rostros destrozados a consecuencia de impactos de bala en la cabeza. El Cuerpo Nacional de Policía, que se hizo cargo de la investigación, interrogó anoche a otro joven, identificado como R. C. C., de 23 años, por su supuesta vinculación con los hechos.

Los dos cadáveres fueron encontrados por un particular que transitaba por la zona a las 9.30 y alertó a la policía. Las labores de rescate se prolongaron varias horas puesto que los cuerpos de los dos jóvenes se encontraban en el interior de una cuneta. En el lugar en que aparecieron, frente a una depuradora, fue necesaria la intervención de los bomberos para efectuar el rescate de los cadáveres ya que la zona era de difícil acceso y presentaba un gran desnivel. Sobre las 13.00, el juez levantó los cadáveres, a los que hoy les será practicada la autopsia.

Un ajuste de cuentas por temas relacionados con la droga es la principal hipótesis que barajan fuentes de la investigación como causa del suceso que acabó con la vida de estos jóvenes, ambos casados, con un hijo cada uno, y en paro. El Grupo de Homicidios de la policía se hizo cargo de la investigación y halló rápidamente sus vehículos en las inmediaciones del lugar del crimen. También encontró el de la persona que fue posteriormente interrogada.

Los tres coches fueron intervenidos y se trasladaron a la Jefatura Superior de Andalucía Oriental donde fueron examinados, especialmente el tercero, que estaba estacionado en el cruce del Camino de Purchil con la calle Arabial, con el fin de obtener pruebas.

Aunque los cuerpos hallados no portaban documentación alguna, los agentes, a través de las huellas dactilares, lograron identificarlos por la tarde. Habían sido arrojados desde el camino a una cuneta. Tenían el cuerpo ensangrentado y la cara destrozada por el impacto de bala. Puede que no sea el único disparo que recibieran cada uno de los cadáveres, ya que los cuerpos estaban ensangrentados y las ropas muy sucias.

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