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SIGNOS

Inteligencia y entereza moral

La editorial Renacimiento publica las cartas de José Bergamín a María Zambrano

José Bergamín (Madrid, 1897-San Sebastián, 1983) y María Zambrano (Vélez-Málaga, 1904-Madrid, 1991) escribieron algunas de las páginas más profundas e inteligentes de la literatura española del siglo XX. Ambos se movieron en el campo del ensayo y el pensamiento y bucearon con fruición en los clásicos de la lengua castellana para encontrarles nuevos acordes. La editorial sevillana Renacimiento acaba de publicar Dolor y claridad de España, que reúne las 22 cartas de Bergamín a Zambrano. El hispanista Nigel Dennis se ha encargado de la edición. La publicación supone un jalón más dentro de las iniciativas destinadas a recordar a la filósofa malagueña en el centenario de su nacimiento.

"La amistad entre José Bergamín y María Zambrano se remonta a los años treinta, cuando la joven discípula de Ortega es invitada a colaborar en la prestigiosa revista Cruz y Raya, dirigida por Bergamín en Madrid entre 1933 y 1936", señala Dennis en la presentación del libro. En el número 6 de Cruz y Raya, correspondiente a septiembre de 1933, Bergamín rinde homenaje a José Ortega y Gasset con la publicación de varios trabajos que glosan la vida y obra del filósofo. Entre los colaboradores figuran autores que dejarán su estela en la literatura española, como Antonio Marichalar, Corpus Barga y una joven María Zambrano.

Bergamín y Zambrano "comparten entonces la experiencia esperanzadora de la II República, como más tarde compartirán la experiencia desgarradora de la Guerra Civil y del destierro", agrega Dennis. La contienda española les lleva al exilio. "No convergen los caminos que siguen fuera de España y durante muchos años se pierden de vista. Cada uno va improvisando su destino como puede, en la España peregrina, hasta que vuelven a verse en París, en la primavera de 1957", explica Dennis. "A raíz de ese reencuentro, cuya importancia Bergamín no dejará de subrayar, comienza una correspondencia que, a medida que va desarrollándose, dará cuenta de una relación sumamente significativa para ambos", indica el hispanista.

Bergamín había vivido sus primeros años de exilio en México, Venezuela y Uruguay. El autor de Fronteras infernales de la poesía sentía ya el deseo de cruzar el charco. "Más que volver a Europa, a España, lo que yo siento es la necesidad de huir de América. Su atmósfera me ahoga. Llevo viviendo, y mejor diría, muriendo, hace quince años, de esta insoportable agonía", escribió Bergamín en el otoño de 1954. A finales de ese año el escritor marchó a París, donde llevó una vida de aislamiento marcada por unas condiciones económicas modestas.

"La proximidad de España no hace más que agudizar su conciencia de ser irremediablemente español; alimenta su deseo de volver a la patria y refuerza asimismo su convicción -resumida en una frase que él hizo famosa- de que 'es mejor ser enterrado vivo que desterrado muerto", escribe Dennis. "Son éstas, pues, las circunstancias en que se produce el reencuentro con María Zambrano. Es evidente que Bergamín descubre en ella un espíritu afín, una interlocutora ideal, una persona que, con su palabra y su conducta, ha dignificado, como él mismo, la España peregrina, permaneciendo fiel a los mismos imperativos éticos que ambos han defendido y promovido durante la década de los treinta", indica. "Lo que Bergamín admira en ella, sin duda, no es solamente su inteligencia y creatividad, sino también su entereza moral. Y no se le oculta, por supuesto, el sentido profundo de los vínculos que los unen: por un lado, la inquietud espiritual y, por el otro, la común preocupación por España", señala el hispanista.

Las 22 cartas reproducidas se dividen en tres apartados: las escritas desde París entre julio de 1957 y diciembre de 1958; las redactadas desde Madrid desde febrero de 1959 hasta octubre de 1963; y una última carta escrita desde París en 1969, cinco años después de que Bergamín fuera expulsado de España.

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