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Miguel Ángel Muñoz defiende la identidad del relato como género en 'El síndrome Chéjov'

El autor almeriense, que reúne 11 cuentos en su libro, se adhiere a la tradición americana

Miguel Ángel Muñoz (Almería, 1970) ha sido este año el escritor novel elegido por la editorial Páginas de Espuma, especializada en el relato corto, para la publicación de su obra. Bajo el título El síndrome Chéjov, el almeriense aglutina 11 relatos diferentes que van desde la cotidianidad de las urbes medianas a la ironía o el humor negro inspirado en figuras como el cineasta Woody Allen. El literato defiende la identidad del género en sí mismo y arremete contra la crítica que ve en el relato un paso previo a la narrativa de novela.

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Muñoz advierte: "el relato corto será la literatura del futuro". El libro salió a la venta la semana pasada. El autor envió por correo, sin haber siquiera registrado la obra, sus relatos a la editorial, que confió en él y El síndrome Chéjov, que incluye historias escritas a lo largo de varios años, ya es una realidad.

Páginas de Espuma, que sólo publica libros de relatos, todos los años edita a un autor novel y este año el privilegio ha recaído en el almeriense, empeñado en que su obra tuviera difusión en una editorial de ámbito nacional. El título de su libro supone un velado homenaje al primer gran maestro del relato corto moderno, Antón P. Chéjov. "La palabra síndrome quiere hacer referencia a la pasión con la que cualquier amante de la literatura se enfrenta a ese mundo", explica el autor.

En el prólogo de su primer libro Miguel Ángel Muñoz plantea una pequeña poética de cómo entiende el relato corto. "Ahora mismo la generación de autores de mi edad es la primera en España que se plantea la posibilidad de escribir libros de relatos y de defenderlos. El libro de relato es una tradición que en España apenas existe, salvo casos como Medardo Fraile o Ignacio Aldecoa. Y casos como el de Francisco Ayala que tiene un libro, Los Usurpadores, que a mí me parece que es una obra maestra y que quizá debería haber sido la línea a seguir para los escritores de relatos en España", señala el escritor.

Muñoz defiende básicamente la capacidad del relato de ser "completamente libre". El autor es partícipe de las muchas teorías que apuestan por que la literatura del futuro será el relato corto, de fácil lectura en una época de prisas en la que el lector no tiene tiempo de dedicar una tarde completa a un libro y las distracciones rodean al individuo por doquier. Defiende, en este sentido, la idea de que el relato corto sirva de chaleco salvavidas o banderín de enganche a los lectores de narrativa que no se dejan atrapar por una novela por distintas circunstancias.

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Apuesta por Internet

En esta línea, apuesta por Internet como la mejor herramienta para "pulsar" la aceptación entre los lectores sin influencias externas, sin intermediación de la crítica o los canales más influyentes. En su blog elsindromechejov.blogspot.com se comunica con sus lectores y revela las peripecias del libro. "Hay como un equívoco por parte de la crítica de identificar el relato corto como un paso a la novela. Muchos de los autores jóvenes a los que me refiero entiende que el libro de relatos tiene un sentido en sí mismo. Yo defiendo la capacidad de cada relato de tener su propia vida, su propio estilo y circunstancia", asegura.

El escritor reconoce, en este sentido, la influencia ejercida por el mundo del audiovisual en la literatura. "Muchos críticos literarios critican los libros de relatos como si criticaran cortometrajes. Y los cortos sí suelen ser un paso previo por la propia industria del cine. A nadie se le confía un proyecto de millones porque materialmente hay una dificultad y vale muchísimo más", justifica.

En sus 11 relatos Muñoz mezcla 11 estilos diferentes entre sí y temáticas diversas. Existen relatos de ambulancias y apegados a la ciudad que provocan la emoción del lector; o guiños al humor y a la ironía en títulos como El rapto de Woody Allen. Quizá el lector encuentre en sus páginas reminiscencias de la admiración que Muñoz profesa a autores americanos, tanto del norte como del sur del continente. Julio Cortázar fue para él su primera gran pasión dentro del relato; al igual que John Cheever y Raymond Carver en EE UU. "En América el cuento tiene una gran tradición. Pero como digo, por primera vez en España hay una generación que está decidida a pelear por que el libro de relatos tenga su propio hueco, a pesar de que las editoriales todavía no apuesten demasiado por él", remacha.

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