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Reportaje:Signos

Rescatar el momento

Juan Lamillar cumple 30 años de poesía con un libro

"¿Qué dejaste? preguntan los que pueden / entreabrir, entrecerrar las puertas / del edén o de llamas impacientes. // Un discurso sobre el juego del agua, / un emblema que descifra la tarde, / un tratado sobre bailes de máscaras". Los versos pertenecen a La hora secreta (Renacimiento), el último poemario publicado por Juan Lamillar (Sevilla, 1957). Lamillar empezó a escribir poesía en su adolescencia. Muro contra la muerte, su primer libro de poemas publicado, data de 1982. A partir de ahí Lamillar comenzó una regular cadencia de obras poéticas que lo han llevado a figurar en varias antologías.

Aunque se publica ahora, La hora secreta está fechada en 2001. "Tengo material para dos libros nuevos. La hora secreta es un paso más en la trayectoria que sigo. Un tema fundamental en mi poesía es el paso del tiempo. Y más en este libro, que se llama La hora secreta. El título se basa en unos versos de Quevedo que hacen referencia a la muerte", señala Lamillar. La hora secreta obtuvo el Premio Villa de Rota de 2007. Un jurado compuesto por José Manuel Caballero Bonald, Ángel García López, Luis García Montero, Felipe Benítez Reyes y Benjamín Prado otorgó el premio a este libro por unanimidad.

El escritor, que es profesor de Lengua y Literatura de un instituto de Sevilla, hace balance de casi 30 años de escritura marcados por la recurrencia de unos contados motivos poéticos. "Los poemas de mi primer libro están escritos entre 1979 y 1982. En Muro contra la muerte hay dos temas: el amor y la poesía. Este segundo tema se centra en dilucidar lo que es el hecho de enfrentarse al poema. Son dos temas que me siguen preocupando. En La hora secreta quizás haya menos poemas amorosos. Formalmente, en mi poesía hay cierto equilibrio, una búsqueda de la música del poema. Eso sigue estando a lo largo de todos mis libros", comenta el escritor, entre cuyos poemarios figuran Música oscura (1989), Los días más largos (1993), Las lecciones del tiempo (1998) y El fin de la magia (2006).

Lamillar hace partir su poesía de "una necesidad de dar una cierta visión del mundo". "Es una manera de detener el instante en un poema, de tratar de rescatar ese momento que pasa y que nos ha impresionado: una cena entre amigos, una muchacha, un paisaje...", comenta. La poesía ha tenido una incidencia decisiva sobre su vida. "La poesía me ha aportado, y me sigue aportando, una mirada distinta sobre las cosas y, por supuesto, satisfacción cuando creo que he escrito un buen poema. Los poetas que me gustan, que leo y que descubro me siguen aportando mucho", concluye el autor de La hora secreta.

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