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Columna
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Salvador Vila, biografiado

El arabista Salvador Vila Hernández, de quien hablamos aquí hace dos años, nació en 1904 en Salamanca, donde se licenció en Filosofía y Letras y Derecho. Discípulo predilecto de Miguel de Unamuno, participó en las protestas estudiantiles contra la dictadura de Primo de Rivera, lo que le atrajo, en 1926, quince días de fructífero destierro en las Islas Chafarinas. Al año siguiente se doctoró en Madrid con una tesis que aúnaba sus conocimientos de Derecho y de Semíticas. Entre 1928 y 1929 estuvo becado en Berlín. Allí investigó la aportación alemana al arabismo y conoció a quien sería su esposa, Gerda Leimdörfer, de una acomodada y culta familia judía luego perseguida por los nazis. En 1933 Vila obtuvo la cátedra de Cultura e Instituciones Musulmanas en la Universidad de Granada; en 1935 llevó a cabo una excelente traducción de El renacimiento del Islam -magna obra del alemán Adam Mez-; y, en 1936, bajo el Frente Popular, fue nombrado rector interino de la misma Universidad, donde tenía poderosos adversarios reaccionarios (aunque republicano de izquierdas, Vila nunca militó en un partido concreto). Al iniciarse la sublevación se encontraba, como todos los veranos, en Salamanca. Depuesto por José Valdés Guzmán, el sanguinario gobernador civil rebelde de Granada, y devuelto con su mujer a la ciudad, fue fusilado el 23 de octubre de 1936 (Gerda se liberó gracias a una intervención de Manuel de Falla, pero sólo a cambio de convertirse al catolicismo). Unamuno se enteró con inmenso dolor aquel noviembre de lo ocurrido, y es posible incluso que la noticia apresurara su muerte, acaecida el último día del año.

Escribir una buena biografía lleva tantos años, y suele costar tanto dinero, que a menudo sólo pueden acometer tal tarea los profesores universitarios, con resultados desiguales ya que nada garantiza que los mismos, aunque provistos de medios y de tiempo, tengan vocación como biógrafos. No es el caso de Mercedes del Amo, profesora de literatura árabe en el departamento regido en su día por Vila Hernández, que acaba de publicar una rigurosa, conmovedora y muy amenamente redactada biografía del malhadado salmantino: Salvador Vila, el rector fusilado en Víznar (Universidad de Granada, 2005).

Es extraordinaria la contención emotiva con la cual la escritora -especialista en el Nobel egipcio Naguib Mahfuz y el papel de las mujeres en la literatura árabe- cuenta los últimos meses de Vila Hernández, a veces dejando hablar por sí mismos, o casi, documentos y declaraciones, tanto salmantinos como granadinos, que quedarán para siempre como testimonio de la pusilanimidad y abyeccion moral de sus autores. Reproduce, también, atroces palabras pronunciadas por representantes de la Iglesia en las cárceles granadinas, cuando se estaba fusilando diariamente a mansalva. El libro, que termina con la narración de la dura peripecia posterior de la familia del arabista, no sólo recupera una vida excepcional, pletórica de futuro, sino que añade múltiples datos y matices nuevos a lo que ya sabíamos de la feroz represión fascista de Granada. Ningún andaluz de buena fe debe prescindir de su lectura. Enhorabuena.

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