_
_
_
_
_

Sánchez Gordillo denuncia un "trato vejatorio" en Tel Aviv

La Embajada no pudo facilitar su viaje porque el diputado no lo comunicó

El parlamentario andaluz y alcalde de Marinaleda, José Manuel Sánchez Gordillo, permanecerá en Israel un día más de lo deseado. Regresaba a España después de acompañar a un grupo de niños palestinos que volvían a los campos de refugiados de Cisjordania tras pasar unas vacaciones en España, pero los servicios de seguridad israelíes le sometieron a un minucioso interrogatorio, ayer en el aeropuerto de Tel Aviv, y el legislador perdió el avión. El diputado, que declaró sentirse "humillado", afirmó que fue sometido a "todo tipo de vejaciones, que incluyeron la obligación de descalzarse, el registro abusivo de efectos personales y un largo interrogatorio sobre sus actividades". "Fue un interrogatorio", declaró a la agencia Efe, "más propio de la Gestapo y de un régimen fascista que de una democracia occidental".

La dilación, muy probablemente, guarda relación con las visitas efectuadas por Sánchez Gordillo en Cisjordania. El parlamentario apuntó que había mantenido reuniones con dirigentes palestinos y explicó a los agentes israelíes que "como autoridad política no tiene por qué dar explicaciones a militares de otro Estado". En Israel, sin embargo, este tipo de incidentes no se resuelven como en Europa. Los protocolos de seguridad priman sobre cualquier otra consideración y sirven de paraguas a abusos de toda índole.

Lo sucedido es más que habitual. En el aeropuerto Ben Gurión, próximo a Tel Aviv, los interrogatorios a los pasajeros pueden prolongarse más de una hora y versar sobre cualquier materia. Depende del destino del viajero, de las personas a las que haya visitado en Israel o los territorios ocupados, y, por supuesto, de su origen. Los ciudadanos de Jerusalén Este, pese a haber sido anexionada la mitad de la ciudad a Israel, optan en su inmensa mayoría por eludir el aeródromo de Ben Gurión y vuelan desde Ammán, la capital jordana. En alguna ocasión se ha preguntado a una mujer con quién pasó la noche anterior, y más habitual es que se obligue a las personas a desprenderse de su vestimenta hasta quedarse en ropa interior. Le ha llegado a suceder incluso a una diplomática británica que se dirigía a una cita concertada en la Oficina del Primer Ministro israelí. Acabó llorando.

Acompañado por Julio Rodríguez -presidente de la ONG Paz Ahora y conocedor de esos mecanismos de seguridad por sus frecuentes viajes a Israel y los territorios palestinos-, Sánchez Gordillo presentó un escrito en la embajada española en Tel Aviv en el que solicitan al Gobierno español que exprese su rechazo al Ejecutivo israelí por la conculcación de los derechos de parlamentarios electos. Aunque no tiene obligación alguna, el diputado no siguió el cauce habitual en los viajes de dignatarios extranjeros a Israel.

"Lo aconsejable es que cuando se trata de un cargo electo, de una autoridad del Gobierno, autonómica o municipal se avise a la Embajada. De ese modo, no suele haber problemas. Otros grupos de cooperantes, por grandes que sean, nos advierten de su viaje y preparamos su retorno para que no haya dificultades", afirmó ayer un funcionario de la legación diplomática. Sánchez y Rodríguez no advirtieron a la Embajada de su retorno y pasaron una noche más en Oriente Próximo.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_