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Santana se queda sin pretendientes

La compañía admite que no hay futuro en las firmas de automoción - El plan social prevé prejubilar a los mayores de 50 años no recolocados

Ginés Donaire

El futuro de la empresa automovilística Santana Motor pende del aire más que nunca. La renuncia de Fiat-Iveco a ejecutar su opción de compra sobre el modelo Massif -que expiraba a finales de año- y las dificultades para encontrar un nuevo socio industrial para privatizar la compañía -la firma rusa Tagaz demora su respuesta- han reducido la carga de trabajo en la planta de Linares (Jaén) a la mínima expresión. Hasta el punto de que se ha tenido que prorrogar el ERE por tercer año consecutivo. Los trabajadores retoman esta semana las movilizaciones para presionar al Gobierno andaluz, propietario de la factoría desde 1994, a presentar un plan industrial que garantice el futuro laboral.

Los 1.200 empleos del parque industrial dependen de la llegada de un socio

La Junta viene retrasando el plan industrial hasta agotar todas las vías de negociación que tiene en marcha. Pero fuentes de la compañía han confirmado que el mismo estará vinculado en gran medida al proceso de diversificación industrial y la automoción quedará como algo residual. "Habrá un nuevo plan para una nueva Santana", indica un responsable de la compañía. Esto significa que buena parte de los 1.200 empleos de las empresas del parque de proveedores de Santana (incluyendo los 363 de la rama de la automoción) están seriamente amenazados.La falta de actividad ya ha tenido sus consecuencias. El año pasado fue Matresur la que anunció su cierre dejando en la calle a 54 empleados, y ahora es Faescom, dedicada a tareas de mantenimiento, la que negocia el despido de 47 trabajadores.

Los 1.200 empleados del parque empresarial se reparten entre los 363 de Santana militar -la rama de automoción- y el resto en empresas proveedoras, como Ditecsa, Fasur, Arpa o Elyo. De esa cifra, 874 son los trabajadores provenientes de Santana y que, por lo tanto, pueden acogerse a las medidas contempladas en el Plan de Acción Social (PAS) acordado con el Gobierno andaluz.

Pero este plan está condicionado por la alta edad media de la plantilla: el 90% tiene más de 50 años. Para este grupo de edad, el PAS contempla en primera instancia la recolocación en empresas del parque o, si no es posible, la prejubilación, una medida que choca con el alto coste económico. Los sindicatos no contemplan de momento las prejubilaciones. El proyecto industrial pasa, pues, por la búsqueda de un socio industrial, algo que no es fácil por el momento de recesión en el sector de la automoción, más acusado en el segmento de los todoterreno y, sobre todo, por consolidar el plan de diversificación industrial puesto en marcha hace un lustro para recolocar a los excedentes de Santana.

Este plan, según precisa Francisco Ballesteros, de CC OO, "no ha respondido a las expectativas que generó en su día". Ninguna de las empresas ha asumido el empleo prometido y algunas incluso han estado en situación de ERE. Así, CAF-Santana, dedicada a la fabricación de vagones de metro y trenes de cercanías, asumió casi un centenar de trabajadores; 90 de Capgemeni (asesoramiento); 50 en Aemsa (aerogeneradores), mientras que Iturri (vehículos especiales) y Alstom (material ferroviario), apenas emplean a una decena de antiguos santaneros.

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