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Toda la Jefatura de Sevilla tenía acceso al depósito de la droga

Los tres mandos imputados por el robo se escudan en la "desastrosa seguridad"

"La segunda llave maestra estaba colgada en el monitor de Jefatura sin control alguno y se facilitaba a cualquier funcionario que quisiera acceder a los calabozos (...) No había llave de los candados, pero éstos eran de tal mediocridad que la misma llave abría los dos candados". Los tres mandos policiales imputados declararon a la juez cómo el robo de 154 kilos de droga de la Jefatura Superior de Policía de Sevilla se puso en bandeja por la "desastrosa seguridad", pese a que no hay indicios de que el autor usara la llave maestra.

Las declaraciones de los mandos subrayan unas carencias alarmantes, confirmadas por otras fuentes, que pervivieron durante años sin que la Jefatura tomara medidas. No existía protocolo. Ni libro de entradas y salidas. Ni cámaras. Ni vigilante. "El otro juego de llaves estaba a disposición de los policías en prácticas, limpiadoras, funcionarios de otros grupos", declaró un mando. Tras el traslado de detenidos de los calabozos, la seguridad se abandonó y se prescindió del vigilante y de las cámaras. Hace ya seis años que los mandos de la Udyco trasladaron a la Jefatura "el caos" en la custodia de alijos.

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Tras las declaraciones de los tres mandos imputados de la Udyco de Sevilla, incluidas en el sumario cuyo secreto ha levantado la juez del caso, Ana Escribano, ésta pidió el 3 de noviembre al jefe de la UCOT (número dos de la Jefatura y enlace con Asuntos Internos) que le aclare las informaciones dadas por los tres imputados y si existía "otro juego de llaves de acceso a los calabozos" y el protocolo de entrega de las mismas.

Uno de los jefes de grupo imputados de encubrimiento por el robo de 154 kilos de cocaína y heroína en los calabozos, reconoció irregularidades en la custodia de la droga que sufrió el cambiazo. El mando admitió: "Cuando ya había vuelto de Sanidad sabía que la droga estaba alterada y es cierto que pedí la destrucción porque estaba en un estado de nervios muy grave y creí en todo momento que era un error subsanable, que había habido una equivocación. Reconozco que hice una estupidez, pero nunca fue mi intención ocultar los hechos".

La juez y la Brigada de Asuntos Internos acusan a los mandos de conocer el robo antes de junio de 2008, cuando trascendió el escándalo, intentar ocultarlo, y no comunicarlo a la autoridad judicial. Al margen de la detención del supuesto autor del robo, el ex agente Lars Sepúlveda, su mujer y la pareja autora de los paquetes del cambiazo, estas imputaciones levantaron ampollas y han descabezado la Udyco de Sevilla, encargada de la custodia de la droga. Asuntos Internos sostiene que los mandos han entorpecido su investigación de 15 meses. "Se ha detectado la realización de diversas maniobras de ocultación que, sin lugar a dudas, han disimulado la realidad de los hechos (...) y por ende, han dificultado la labor encomendada a la Unidad de Asuntos Internos".

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Esta brigada aportó a la juez una serie de indicios contra los mandos policiales y ésta recogió el guante. Existen contradicciones entre las declaraciones de los agentes y el ADN de los mandos está sobre muchos paquetes, pero éstos justifican la manipulación de los paquetes para aclarar a cuántos alijos había afectado el cambiazo. Ahora está por ver si estos indicios constituyen una prueba de peso que justifiquen su imputación y ulterior inhabilitación. La instrucción atraviesa ahora ese momento.

Cuando en junio de 2008 se confirmó el cambiazo, la incredulidad y el pánico cundieron y los equívocos dieron lugar a una interpretación que podría condenar a los mandos. Un jefe de grupo explicó a la juez un espinoso episodio de confusión, cuando estuvieron "tres meses en shock": "Ante la extrema gravedad de los hechos, pude no expresar con perfecta claridad a la sra. secretaria lo que trataba de decir sobre la destrucción del alijo, cosa que, por otra parte, no tiene ningún sentido, ya que las muestras habían sido recogidas en Sanidad". Asuntos Internos sostiene que los jefes de grupo han intentado ocultarles datos esenciales para "no utilizar información contra ellos mismos".

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