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Reportaje:

Victorio Lucchino llegan a La Cartuja

El Centro Andaluz de Arte Contemporáneo muestra 25 años de la trayectoria de los diseñadores sevillanos

El antiguo claustro de monjes del Monasterio de la Cartuja, un edificio del siglo XV que acoge el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo, está decorado desde ayer con volantes, flecos, trajes de novia, vestidos de noche, colecciones de prêt-à-porter, filigranas, encajes, bordados y mucho rojo. Por primera vez, el CAAC se abre a la moda y lo hace con una exposición que recoge los 25 años de trayectoria de los diseñadores sevillanos Victorio & Lucchino.

Un centenar de modelos con sus creaciones se exhiben hasta el 22 de junio en el claustrón del antiguo monasterio donde Cristóbal Colón se hospedó y preparó su segundo viaje a América. La muestra 25 años: Victorio & Lucchino reúne prendas de 34 colecciones, desde los aires barrocos y sevillanos de la colección de otoño-invierno con la que debutaron en 1986 en la Pasarela Cibeles de Madrid hasta la última edición de la Gaudí de Barcelona, Fleco que viene y va.

La exposición, que fue inaugurada ayer tarde por el presidente de la Junta, Manuel Chaves, y la consejera de Cultura, Carmen Calvo, está agrupada por temas: "Un color, el rojo; un invento, la caracola; un tejido, el encaje; un elemento siempre presente en nuestros diseños, el fleco; el mundo de la novia, y la fusión de tejidos, nobles y rústicos, tecno y tradicionales", explicaba ayer José Luis Medina del Corral, Lucchino.

El traje que lució Penélope Cruz en el anuncio del perfume Carmen, la falda que llevaba Whitney Houston en la película El guardaespaldas y algún diseño de la película Hable con ella, de Pedro Almodóvar, son algunas de las piezas expuestas.

Para la consejera, esta exposición es la prueba de que "la moda es cultura". "Victorio & Lucchino son unos andaluces internacionales que han sabido manejar elementos tradicionales de la estética andaluza renovándolos y haciéndolos cosmopolitas", indicó Calvo, que resaltó la modernidad de los diseñadores.

Lucchino reivindicó el "camino que empieza a abrirse a la moda, a la que injustamente se le ha negado el sitio que le corresponde". "Ya es hora de dejar de cuestionar si la moda es o no arte", manifestó.

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Las fuentes de inspiración de la pareja de modistos son varias: los años 50, los colores de Sanlúcar de Barrameda, la moda de los años veinte con influencias orientales, Velázquez, Julio Romero de Torres, Italia, Miguel de Molina, la noche y sobre todo, la mujer andaluza, urbana y clásica, pero también latina, mediterránea y sensual.

No sólo de habló de moda. La guerra de Irak estuvo presente. Lucchino declaró por los dos: "

El rechazo está en la calle, en cualquier esquina. No encuentro palabras, me quedo mudo. Me parece de una irracionalidad y una brutalidad terribles que en el siglo XXI salgan estas iniciativas de países desarrollados. Es un horror".

"Se ha elegido una iluminación tenue para crear un efecto pasarela", explicaba a Chaves la comisaria de 25 años: Victorio y Lucchino, Helena Bermúdez. "La distribución de las prendas en salas a izquierda y derecha del pasillo contribuyen", añadió, "a resaltar lo contemporáneo, lo íntimo y lo barroco, característicos de sus creaciones".

La muestra se completa con un catálogo editado por la Consejería de Cultura y la Fundación José Manuel Lara. En él se resume la biografía profesional, el contenido de la exposición, los desfiles o los materiales que emplean ambos diseñadores.

La caja roja de Nestlé, Yerma y La Celestina

Victorio & Lucchino se conocieron a finales de los setenta trabajando en la empresa Disart de Sevilla. Después de seis meses en el departamento de diseño, deciden abrir una tienda en Sevilla, donde empiezan a vender sus primeras confecciones. Pero no es hasta 1985 cuando se animan a realizar una colección y presentarla en una pasarela de Nueva York. Desde ese momento, y con la creación de la pasarela Cibeles, presentan cada año sus dos colecciones de prêt-à-porter. Ya antes, en 1984, ante el éxito de sus vestidos de novia, habían creado su primera colección en este sector, que llevaron a un desfile a Barcelona, una iniciativa cuyo ejemplo siguieron muchos diseñadores de prêt-à-poter.

Atentos a las innovaciones, José Víctor Rodríguez Caro y José Luis Medina del Corral nunca han abandonado su peculiar estilo andaluz aprovechando elementos tradicionales como volantes, flecos y mantillas a los que dan un aire de modernidad.

También son conocidos sus trajes de gitana, que presentan desde hace dos temporadas en la casa natal de Velázquez, donde tienen su taller.

Victorio & Lucchino se han abierto a los complementos, el diseño de joyas y los perfumes: Carmen, en 1992, Abril y V&L en sus fragancias para mujer y hombre. Diseñadores de los uniformes del personal de la Exposición Universal de Sevilla, sus creaciones han llegado al teatro, la danza y el cine.

En 1993, confeccionaron el vestuario del ballet Las cuatro estaciones, de Alicia Alonso y el Ballet Nacional de Cuba.

También firman, en 1998, el vestuario de la película Yerma, de Pilar Távora. Un año después, diseñan los vestidos de la obra teatral La Celestina, protagonizada por Nati Abascal. La caja roja de Nestlé o la vajilla que en 1995 regaló la Diputación sevillana a la infanta Elena son otras de sus creaciones.

Sus diseños son conocidos en Japón, Alemania, Italia, Francia, Estados Unidos y Holanda, entre otros países.

La exposición no recoge todas les prendas que hubieran deseado los modistos, pero sí es representativa de todas sus etapas. "Se puede ser profeta en Andalucía. Hasta ahora hemos hecho lo que hemos querido. A partir de ahora, haremos más de lo que queremos", señalaba José Víctor Rodrígues Caro, Victorio.

Hay una pieza expresamente creada para la muestra, una bata de cola con caracolas, "que representa nuestro homenaje a Andalucía", dijo.

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