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Un acusado del rapto de Ávila dice que actúo bajo amenaza

Ocurrió en su casa pero él no sabía lo que se había planeado en ella. "Me pagaron 5.000 euros por alquilármela pero desconocía qué intenciones tenían". Raúl Brey aseguró ayer durante el juicio del secuestro del empresario de Sanlúcar (Cádiz) Rafael Ávila que no participó en la organización de esta operación pero sí admitió que la consintió.

"Cuando me enteré, me opuse. Les dije que se marcharan de mi casa. Pero me hicieron ver que Rafael podía morir o que me podían matar a mí", narró ante el tribunal. Su versión contrasta con el tono distendido que empleaba en las llamadas intervenidas durante los días en los que el empresario estuvo encerrado.

Ávila fue secuestrado el 2 de julio de 2008 en el chalé que Brey -emparentado con el presidente del Partido Popular, Mariano Rajoy Brey- tenía en Almonte (Huelva). Él mantuvo conversaciones con Luis Miguel Rodríguez Pueyo, cabecilla confeso de la trama, en mayo pero, según dijo ayer, solo para alquilar la casa y retirar el guardia que cuidaba habitualmente de la vivienda. En su lugar fue situado José Antonio Giles, también acusado, quien ejerció de guardián de Ávila durante su secuestro. "Le retiraba el cubo de sus necesidades y le curaba las heridas de las esposas", reconoció Giles, aunque negó haber entrado en la cuadra donde estaba Ávila con una pistola de fogueo como mantiene la fiscalía.

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Condenado a 18,5 años el cabecilla de la banda que secuestró a un empresario de Cádiz
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