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Reportaje:Aulas

La campaña del instituto

Un centro gaditano se promociona para que no caiga el número de alumnos

En las sillas del instituto Columela de Cádiz, a punto de cumplir 150 años, llegó a sentarse Manuel de Falla. Los nombres de los más ilustres alumnos sirven de reclamo para promocionar un centro con tradición. Su director, Diego Jiménez, también sabe vender una extensa oferta especializada en grados superiores de ciclos formativos o educación de adultos. Todo sea para atraer el mayor número de estudiantes posible en una ciudad que en los últimos seis años ha perdido 3.560 escolares en todos los niveles.

Por los pasillos del Columela han llegado a correr más de 1.500 estudiantes. Ahora, entre alumnos de secundaria, bachillerato y adultos, apenas se superan los 700. El último emblema de la desertización de las aulas gaditanas es el instituto La Paz, al que la Junta ya ha puesto fecha para su cierre este próximo verano. Su caso era más grave. Superaba ligeramente los 80 alumnos y para el nuevo curso sólo se habían matriculado 11 nuevos.

La ciudad de Cádiz ha perdido 3.560 escolares en los últimos seis años

El Columela está lejos de que se plantee una posible clausura. Es uno de los tres institutos que da servicio al casco antiguo de la ciudad, junto al Cornelio Balbo, el más numeroso, y el Caleta. Pero sus responsables ya se han puesto manos a la obra para evitar que el vacío creciente de las clases se convierta en un verdadero problema. Por eso ha decidido iniciar una campaña de promoción que dé a conocer las excelencias del centro. Las metas son modestas. "No aspiramos a crecer pero sí, al menos, a no perder", reconoce su director.

La campaña buscará dar a conocer el centro en varios frentes. En los medios de comunicación e Internet se difundirán las actividades del instituto, su oferta educativa y sus planes complementarios que fomentan los ciclos formativos más llamativos como el de animación socio-cultural o el de integración social. Los responsables quieren mantener el número de adultos, que ahora mismo representan aproximadamente el 35% del total. Por eso gran parte de la campaña se dirigirá a facilitar información en otros institutos o asociaciones juveniles, donde puedan existir jóvenes interesados en ampliar sus estudios a partir de los 18 años. "No queremos hacerle competencia a otros centros", aclara Jiménez, "sino recordar que existe una oferta complementaria".

El director del Columela cree que existen varias razones para el descenso en el número de alumnos. La progresiva pérdida de población de Cádiz sería la primera e inevitable pero Jiménez ve otros motivos logísticos. Por ejemplo, en un centro situado entre la parte antigua y nueva de la ciudad la puntuación por zonas asignadas para matricularse da prioridad al casco histórico y no a calles más próximas o centros de trabajo vecinos que están ubicados en la zona moderna. Y otro ejemplo. La actual normativa impide matricularse a estudiantes más allá de junio cuando, especialmente, en educación de adultos los alumnos ganan interés en formarse tras el verano. La Junta ha comunicado al Columela que perderá una línea de adultos para el próximo curso. Es una previsión contra la que ya ha alegado el centro y ahora espera contestación.

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El delegado de Educación, Manuel Brenes, ha asumido lo que considera difícil tarea de conjugar la oferta y la demanda educativa en Cádiz. Para el instituto La Paz la condena no tiene marcha atrás. "Se cierra para que los profesores no tengan problemas y puedan tener plaza en otro centro", justificó ayer. Maestros, padres y alumnos siguen protestando, de momento sin éxito, contra el cierre de su centro. La Paz es público. Una situación que contrasta con la del colegio concertado San Felipe Neri, donde los padres y madres reclaman la apertura de una línea más para poder tener unas plazas que ahora se les han negado. La Junta, con todo, defiende que el descenso en el número de alumnos ha sido equilibrado entre escuelas públicas y concertadas.

El director del Columela tiene su propia opinión. Los centros públicos acumulan, a su juicio, un retraso histórico. "Cuando yo llegué en 2004, a los 20 días se me cayó un techo". Ahora está esperando desde noviembre el arreglo de su salón de actos. Con todo, reconoce que ahora sí está llegando más dinero, por ejemplo, en forma de ordenadores. Jiménez presume de la historia de su instituto, de su reciente designación como centro con patrimonio histórico educativo, de su integración con la ciudad, del ingenio de sus estudiantes. Se nota que está en campaña.

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