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Reportaje:Los espacios de los musulmanes

Las catacumbas andaluzas del islam

Unos 100 locales se convierten cada semana en lugar de rezo y encuentro para los musulmanes

Manuel Planelles

La comunidad musulmana de España y Andalucía está en mitad de una paradoja. Las denominadas mezquitas garaje (locales comerciales, casas e incluso naves industriales en las que rezan) levantan reticencias por la imagen de clandestinidad que presentan para los neófitos. Pero, al mismo tiempo, cada vez que un grupo islámico propone un proyecto para la construcción de un gran templo en una ciudad, salta la oposición de colectivos vecinales y grupúsculos de la derecha que intentan que el ayuntamiento de turno no conceda los permisos necesarios.

Pero, cada viernes (el equivalente a los domingos de los católicos) los alrededor de 250.000 musulmanes que viven en Andalucía rezan. Y lo hacen en comunidad en los aproximadamente 100 locales que hay en la región y que funcionan como mezquitas. Es una cifra orientativa, porque no existe un registro oficial en el que estén todos esos lugares de culto inscritos. Las relaciones entre el Estado y los creyentes musulmanes se sustentan en el acuerdo firmado por la Comunidad Islámica de España y el Gobierno en 1992.

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En el artículo segundo de este texto, se define la mezquita como "los edificios o locales destinados de forma exclusiva a la práctica habitual de la oración, formación o asistencia religiosa islámica, cuando así se certifique por la comunidad respectiva". Además, se añade que esos lugares "podrán ser objeto de anotación en el Registro de Entidades Religiosas".

En esos archivos del Ministerio de Justicia figuran 55 entidades musulmanas en Andalucía. Estas organizaciones cuentan con un lugar destinado para la oración, sobre todo, las de los viernes. Las provincias en la que están inscritas más organizaciones de este tipo son Granada (13) y Almería (12). Las que menos, Jaén (3), Huelva (3) y Sevilla (4).

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Pero esas 55 entidades con locales para la oración no representan todas las mezquitas que hay en Andalucía. La Junta Islámica eleva la cifra hasta las 80, según el registro propio de esta organización radicada en Almodóvar del Río (Córdoba). Por su parte, la Comunidad Islámica de España, con sede en Granada, sostiene que hay "cientos" de estos locales en la región.

Al margen de las cifras, los distintos representantes de la comunidad coinciden en la necesidad de que se mejoren las condiciones para rezar. "Los garajes mezquita son soluciones de emergencia, muchas veces no tienen ni aseos y no cumplen con normas básicas de salubridad", afirma Mansur Escudero, presidente de la Junta Islámica. "En ocasiones, como los locales son tan pequeños, los fieles acaban rezando en la calle y causan molestias", añade. En la pequeña mezquita de Al Morabito, situada en el parque de Colón de Córdoba, de momento, no han tenido que orar en la calle. Pero, para que entren los 150 fieles que dice su imán que pueden rezar a la vez, se tienen que apretar mucho. Tanto que han tenido que montar una plataforma en el interior para aprovechar más el espacio.

Es viernes y los fieles van llegando poco a poco hasta Al Morabito para la oración de las tres de la tarde. Khalid Elouazzani, imán de la mezquita y presidente de la Asociación de Musulmanes en Córdoba, saluda a sus compañeros de religión. Según sus cálculos, en toda la provincia de Córdoba hay alrededor de 4.000 seguidores del Islam. "Aquí ya no nos apañamos", indica Elouazzani.

Su asociación está negociando con el Ayuntamiento de Córdoba, gobernado por IU, la cesión de algún terreno. "En principio, parece que se lo están tomando en serio pero el problema es el lugar", sostiene Elouazzani. "Nosotros sólo queremos mantener nuestra religión e integrarnos, pero la gente parece que se asusta cuando se dice que se va a construir una mezquita en su barrio", remata el imán de Al Morabito.

"No puedo concretar si tenemos algún proyecto porque cada vez que sale publicado que queremos construir una mezquita en una ciudad nos llaman concejales preguntándonos por qué allí". Quien dice esto es Miguel Ángel Ruiz, presidente de la Comunidad Islámica de España. Sabe bien lo que son las trabas a la hora de intentar levantar un templo para el Islam.

Esta asociación inauguró su primera mezquita, y hasta el momento única, en julio de 2003 en Granada. Tienen la intención de construir en Sevilla otra similar, con capacidad para 500 personas. Pero, después de las manifestaciones, de las declaraciones con tintes xenófobos por parte de la asociación Bermejales 2000 y de que el asunto haya llegado hasta los tribunales, el proyecto se ha frenado.

Para Miguel Ángel Ruiz la historia no es nueva. "Nuestra mezquita de Granada

[situada en el Albaicín] tardó 23 años en construirse". En dos décadas hubo tiempo para casi todo. Para que se encontraran restos arqueológicos, para que se tuviera que redactar de nuevo el proyecto y hasta para que apareciera "la repulsa típica de un grupo de vecinos". Quizás, el episodio más extraño fue en 1995. Los arquitectos fueron obligados a realizar una maqueta en tamaño real para que se descartara el impacto visual de las obras sobre el paisaje de Granada.

La mezquita de Al Morabito no tuvo tantos problemas para levantarse. Simplemente porque se construyó hace 70 años, durante la Guerra Civil. "Los marroquíes que iban con las tropas franquistas pidieron un lugar para rezar y lavar a su muertos", indica Elouazzani. En los años 80, la Asociación de Musulmanes en Córdoba se hizo cargo de su gestión y volvió a abrirla. "Nosotros tenemos suerte, porque somos libres", sostiene el imán. Otros centros religiosos islamistas, financiados con dinero del extranjero, tienen que seguir una determinada corriente musulmana y a los fieles se les imponen los directores espirituales. Al Morabito, sin embargo, pertenece a los musulmanes sirios, paquistaníes o subsaharianos que viven en Córdoba y que van a rezar todos los viernes. Son afortunados. Aunque pequeña, su mezquita no es una de las decenas de catacumbas del Islam que hay en la región.

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Sobre la firma

Manuel Planelles
Periodista especializado en información sobre cambio climático, medio ambiente y energía. Ha cubierto las negociaciones climáticas más importantes de los últimos años. Antes trabajó en la redacción de Andalucía de EL PAÍS y ejerció como corresponsal en Córdoba. Ha colaborado en otros medios como la Cadena Ser y 20 minutos.

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