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Columna
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La importancia de la politica

Hay ocasiones en que se pone de manifiesto de manera palmaria por qué la política es importante y por qué no es indiferente qué opción política es la que haya obtenido la confianza de los ciudadanos para gobernar. Este miércoles lo hemos podido comprobar en el Parlamento de Andalucía, que aprobó la Ley de Derechos y Garantías de la Dignidad de la Persona en el Proceso de la Muerte. La ley fue aprobada por unanimidad, aunque el PP tuvo la posibilidad de expresar su rechazo a tres artículos de la misma, como consecuencia de que la Mesa del Parlamento hizo una interpretación generosa del Reglamento de la Cámara para que ello fuera posible.

Se trata de una ley importante y que cada vez va a serlo más, ya que a medida que se alarga la esperanza de vida son más los casos en los que los supuestos de hecho que contempla la ley van a ser más frecuentes. La seguridad jurídica para los afectados y para los profesionales que tienen que atenderlos en tales supuestos es de suma importancia. Una sociedad democrática avanzada que, como dice el Preámbulo de la Constitución, se propone establecer en España, tiene que garantizar a cada ciudadano el derecho a morir dignamente, a que su voluntad sea respetada en ese momento tan difícil para él, para sus familiares y amigos y también para el personal sanitario que le asiste. Este es un derecho universal, reconocido a todos, aunque cada uno tiene que poder decidir que uso hace del mismo. Y nadie debe sentirse inseguro en ese momento, porque la inseguridad no hace más que añadir dolor a un momento de por sí doloroso.

Andalucía es la primera comunidad autónoma en la que se ha aprobado una ley de esta naturaleza. Y es una ley que se ha aprobado porque hay una mayoría de izquierda en su Parlamento. El PP no se ha opuesto, pero es claro que, si hubiera estado en el Gobierno, no la habría promovido y, en consecuencia, casos tan dolorosos, como el del doctor Luis Montes o el de Inmaculada Echevarría, habrían podido volver a repetirse. Todos debemos alegrarnos de que el PP haya votado la ley, pero no se puede pasar por alto que si no hubiera habido una mayoría de izquierda tan sólida como la que hay en Andalucía, la ley no habría sido aprobada. De la misma manera que sin una mayoría de izquierda no se habría aprobado la ley que posibilita el matrimonio entre individuos del mismo sexo o la ley de plazos, que configura la interrupción del embarazo como un derecho de la mujer embarazada.

La política es importante. Ni todos los políticos son iguales ni todas las opciones políticas suponen lo mismo. Hay diferencias entre unos y otros y entre unas y otras. Todos los políticos tienen la misma legitimidad para presentarse ante los ciudadanos de la forma que estimen oportuno y todos los partidos tienen la misma legitimidad a la hora de hacer sus propuestas programáticas, pero la decisión que toman los ciudadanos de en quién depositan su confianza para gobernar tiene después consecuencias.

El ejercicio del derecho de sufragio tiene un coste. No cuantificable en términos económicos exclusivamente, aunque también en parte lo tiene. En la votación en el Congreso sobre la subida del IVA esta misma semana se ha hecho muy visible. A través del ejercicio del derecho de sufragio decidimos en qué tipo de sociedad queremos vivir, de qué derechos queremos disponer, qué igualdad de oportunidades pensamos que debe ponerse en práctica y un largo etcétera. Las votaciones del lunes en el Congreso de los Diputados y del miércoles en el Parlamento de Andalucía son muy clarificadoras.

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