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Los inmigrantes van de Jaén a Córdoba a buscar trabajo

Los rumanos contratados en origen copan los jornales

Ustman Sal está harto de España. Lo dice así, con un castellano nítido, entre bocados de un pedazo de pan y sorbos de un zumo que le acaban de dar en la Cruz Roja de Baena (Córdoba). "El año pasado vine al pueblo para la campaña de la aceituna y trabajé. Este año, nada. Me quiero ir de este país. Ojalá consiguiese dinero para ir a Francia, Italia o Noruega. Aquí vivo como un perro", se queja el senegalés, de 28 años, que lleva dos y medio en España, sin papeles, tras jugarse la vida en un cayuco durante su travesía de ocho días por mar, desde Nuadibú (Mauritania) a las Islas Canarias.

Ayer al mediodía, medio centenar de trabajadores inmigrantes, muchos con papeles en regla, reclamaban ayuda, asesoramiento y comida a las puertas del puesto de la Cruz Roja. La mayoría habían llegado de Jaén, donde han intentado trabajar en la aceituna, sin éxito. Y la suerte que corren en Córdoba no es distinta: no hay trabajo. Sin peonadas, muchos pasan la noche al raso, durmiendo en el Hotel Gasolina, como llaman con sorna a un surtidor de combustible bajo el que se cobijan de las heladas y la lluvia. El puesto de la Cruz Roja, en Baena, tiene capacidad para 28 camas y sus residentes pueden estar una semana como máximo. Sus voluntarios atienden en lo que pueden (higiene, alimentación, lavandería...) a todo inmigrante que se acerque, residente o no. Baena no es un caso único en este devenir de inmigrantes a Córdoba. La Guardia Civil levantó ayer un asentamiento de más de un centenar en las inmediaciones de Montoro.

IU abre su sede en Jaén para dar refugio a estos trabajadores

"Calculamos que unos 2.000 regularizados, entre los procedentes de Córdoba y los que han llegado de Jaén y Ciudad Real, están dando vueltas por la provincia, buscando un trabajo en las campañas del olivar y de los cítricos", aseguraba ayer Saïd Faz, delegado de Inmigración de CC OO en Córdoba. "La tensión amenaza con brotar en algunos pueblos, cuyos vecinos ven a los inmigrantes como una amenaza, pero lo estamos apagando a base de mucho trabajo y mucho diálogo. Deben de entender que esto no es una competición".

Un ejemplo de tensión se respira en Baena. Casi cada día, los propios parados extranjeros ven cómo llegan autobuses cargados de inmigrantes contratados en origen, en su mayoría rumanos, para trabajar en los campos cobrando 38,78 euros por seis horas de trabajo al día. Las patronales agrarias solicitaron unos 4.500 braceros seleccionados de esta manera para toda Córdoba.

En Jaén la presión migratoria no cesa y la falta de recursos municipales para atender a los temporeros se está supliendo con el trabajo de muchas organizaciones y voluntarios de Cáritas, Cruz Roja (200 voluntarios patrullan cada noche las calles atendiendo a los sin techo) o Jaén Acoge. Esta situación ha tensado las relaciones entre los dos socios de gobierno de Jaén, PSOE e IU, pues este último grupo ha acusado a los socialistas, a la Junta de Andalucía y al Estado de no dar respuesta a los inmigrantes, lo que llevó a la coalición a abrir su sede para albergar a una veintena de personas sin cobijo.

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Un grupo de inmigrantes recoge bocadillos, ayer en la Cruz Roja de Baena.
Un grupo de inmigrantes recoge bocadillos, ayer en la Cruz Roja de Baena.F. J. VARGAS

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