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La investigación por fraude en Italia inquieta al sector aceitero andaluz

Clara Aguilera apunta a posibles intereses para controlar los mercados

Ginés Donaire

Tradicionalmente, el aceite de oliva andaluz se ha vendido de forma mayoritaria a granel a Italia, donde una vez envasado se comercializaba por todo el mundo. Esa práctica, que aún persiste aunque se haya reducido, intentó regularse en 2009 con una directiva europea en la que se obligaba a especificar en el etiquetado la procedencia del aceite. Por eso ha cundido la alarma en el sector aceitero andaluz al tener conocimiento de la investigación abierta en Italia sobre una decena de marcas que, supuestamente, no solo estarían ignorando la procedencia del producto sino que (y es lo más grave) estarían comercializando como virgen extra (el aceite de mayor calidad) algo que procede de mezclas de ínfima calidad.

La investigación tiene indicios sobre la existencia de una "agromafia"

La investigación de los agentes de Aduanas, la Guardia de Finanzas y detectives antifraude, en colaboración con la mayor asociación de productores italianos (Coldiretti), tiene indicios sobre la existencia de una "agromafia" que podría embolsarse 5.000 millones de euros al comprar en España y en otros países productores aceite por debajo de los 50 céntimos (a ese precio solo podría ser orujo que luego mezclarían) y venderlo después como virgen extra italiano en torno a los tres euros.

Entre los olivareros andaluces, tan resignados históricamente a jugar un papel secundario en las relaciones comerciales con Italia, inquieta el daño que se le puede estar causando a un producto del que Andalucía es líder mundial. La consejera de Agricultura, Clara Aguilera, fue ayer directa al respecto: "La normativa es clara y se debe exigir su cumplimiento e indicar la procedencia y las características del aceite". Ahora bien, Aguilera sospecha que detrás de esa investigación se ocultan otros factores: "Puede ser una puesta en escena de Italia porque hay muchos intereses en juego", dice la consejera, que apunta a una posible "estrategia" para controlar los mercados.

Y es que, aunque Italia declara unas producciones de unas 500.000 toneladas de aceite al año (solo Jaén va a producir esta campaña 580.000 toneladas), en medios del sector se estima que su producción real apenas sobrepasa las 300.000 toneladas. La diferencia para cubrir sus necesidades de consumo interno y las exportaciones se cubren con cisternas de aceite a granel de España, pero también de otros países del norte de África. Este dato coincide con el hecho de que más del 40% de las exportaciones españolas de aceite de oliva de la pasada campaña tuvieran como destino a Italia.

Pero el sector aceitero andaluz tampoco puede eludir la autocrítica, sobre todo porque esta situación es consecuencia de la tremenda atomización de la oferta (con más de 800 cooperativas que venden por su cuenta) y su debilidad para negociar ante las grandes distribuidoras y los compradores italianos. "En Italia hay muchas presiones entre el lobby del olivar, pero nosotros no vamos a ceder, Andalucía debe llevar la iniciativa", sostiene Clara Aguilera.

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