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Reportaje:AULAS

La letra pequeña de los libros gratis

Padres y docentes critican algunos 'efectos secundarios' del préstamo de los textos escolares

Los libros de texto gratis promovidos por la Junta en los centros escolares esconden una letra pequeña que no gusta a muchos, incluidos colectivos que en un principio apoyaron la medida, como las asociaciones de padres o los sindicatos. En su punto de mira está la actuación de las editoriales, a las que acusan de buscar más beneficio económico en los libros de ejercicios y complementarios que no se acogen a la gratuidad.

Además, desde el mundo docente los profesores se quejan de la carga de trabajo administrativo que les supone la nueva norma y critican las limitaciones que un libro prestado tiene para aplicar técnicas de estudio. Lo que en un primer momento parecía una medida que iba a gozar de gran popularidad, empieza este curso a mostrar unas páginas grises que no se esperaban. A pesar de que los padres son, a priori, los más beneficiados por la norma de la Consejería de Educación, que les garantiza la gratuidad a sus hijos (de 100 a 215 euros por alumno en Primaria de centros públicos y concertados), las observaciones negativas ya arrecian.

Los profesores se quejan de las tareas "administrativas" de los cheques libro
La Codapa denuncia que las editoriales sacan materiales para venderlos aparte

La Confederación de Padres de Andalucía (Codapa) ha denunciado en varias ocasiones que las editoriales sacan materiales que, según ellos, antes venían adjuntos a los libros, para venderlos aparte y conseguir así compensar la pérdida económica que supuestamente les provocará el sistema de préstamo. "Las editoriales están haciendo algo poco ético pues, cada vez, más los libros de texto vienen acompañados de cuadernillos aparte que no están incluidos en los cheques escolares. Hemos hecho recomendaciones a los centros para que no entren en este juego pues habría que preguntarse si los libros se eligen por el bien de los alumnos o si hay otros intereses", comenta Pilar Triguero, presidenta de Codapa.

A pie de calle, la mella que el gasto insesperado en material escolar ha dejado a algunas familias levanta protestas. "Tenemos que comprar cuadernillos para casi todas las asignaturas. Cada uno cuesta más de 6 euros y, además, te exigen que compres un diccionario de inglés para cada curso y otros libros complementarios. Yo tengo tres hijos y no puedo hacer tanto gasto. Me gasto unos 200 euros en material complementario", explica Loli García, madre de tres alumnos del colegio público Joaquín Benjumea Burín, ubicado en la barriada sevillana de Sevilla Este.

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Las editoriales, que reconocen una previsión de pérdidas de entre el 10 y el 20% a causa de la gratuidad, niegan que estén buscando beneficios económicos por otros caminos: "Nosotros sólo hemos vendido de forma conjunta cuadernillos y libros en algunas asignaturas como Conocimiento del Medio, pero jamás hemos sacado los contenidos de los manuales con la intención de sacar beneficio. Además, aunque hemos previsto pérdidas con el sistema de préstamos, también estamos viendo que muchos padres compran libros nuevos a sus hijos para que no utilicen libros usados, a pesar de tenerlos gratuitos", explica Maite López, directora de la editorial andaluza Grazalema-Santillana.

La directora asegura que en su editorial nunca se han vendido conjuntamente los cuadernillos complementarios de los libros de texto y niega que ahora hayan sacado nuevas modalidades. En cuanto a los costes, la directiva afirma que en su firma, el presunto incremento de precios de esta clase de libros ha ido marcado por el crecimiento del IPC.

Al margen de las críticas a la repercusión económica real que los libros gratuitos entraña en la economía, muchos docentes critican desde las mismas escuelas el sistema. Sobre todo porque implica un modelo de préstamo que ponen en duda. Según este sistema, los alumnos contarán con un libro gratis a través de un sistema de préstamo que renueva los materiales cada cuatro años, salvo un cupo anual de material estropeado que se repondrá cada curso.

Además, algunos docentes consideran ineficaz que los alumnos utilicen libros usados: "No se pueden subrayar, por lo que no les podemos enseñar técnicas de estudio", explica una maestra. "Los profesores, si pudiéramos, no cambiaríamos los manuales de año en año e intentamos encargar el menor número de cuadernillos posibles, pero para los primeros cursos de Primaria se hace bastante necesario", explica Joaquín Puig, maestro generalista de Primaria. "Y encima, con la gestión de los cheques libro, ahora hacemos tareas administrativas que no nos corresponden", añade su compañero Francisco Jesús Rodríguez.

La Junta, sin embargo, justifica su procedimiento y alega que los alumnos deben aprender a respetar y compartir un material que es de todos. "Es algo que se hace en otros países y que enseña civismo a los alumnos, además de un respeto especial por los libros", afirman fuentes de la Consejería de Educación. Precisamente, el problema se agrava cuando se analiza la situación y se encuentran irregularidades en los procesos de selección de libros.

Regular el material anexo

Ante las quejas suscitadas por el gasto adicional, la solución, según CC OO, pasa por que la Administración regule la gestión del material anexo a los manuales. Ahora, la Consejería de Educación entrega a las familias un cheque-libro de entre 230 y 240 euros. Con él van a determinadas librerías donde compran los libros de texto, que al final de curso deben entregar. En cuanto a los libros que no se pueden reutilizar por llevar muchos ejercicios, se entrega un cheque-libro adicional por valor de 105 euros.

Aunque las familias pueden acudir a la librería de su elección, a veces es el propio centro el que vende en sus propias librerías el material a los alumnos. Pilar Trigueros, presidenta de Codapa, denuncia que la diferencia de coste puede verse incrementada: "Conozco un padre de un colegio concertado al que le han mandado comprar, en el propio centro, 220 euros en material complementario", dice, "confío en la profesionalidad de los docentes para que no elijan los libros por los regalos que algunas editoriales les han ofrecido de manera particular".

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