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Las mafias de inmigrantes recurren a pateras pequeñas para burlar el SIVE

Los radares instalados en el litoral no pueden detectar las embarcaciones

El Sistema Integral de Vigilancia Exterior (SIVE) controla todo el litoral andaluz. Pero sus responsables reconocen que este complejo dispositivo tecnológico no es infalible. No es capaz de detectar todas las embarcaciones que supuestamente infringen la norma. Por ejemplo, no descubrió la patera que naufragó el martes en Conil y que ha dejado, de momento, dos muertos. Hay razones técnicas. Las mafias utilizan pequeñas embarcaciones sobrecargadas que los radares no distinguen entre las olas. La Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) también cree que falta personal para vigilar todos los monitores y pantallas.

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El SIVE utiliza tres tipos de cámaras. Unas de gran capacidad que permanecen atentas durante el día. En la noche se activan otros dos modelos de visión nocturna. Las hay que intensifican la imagen, comparables a la capacidad de las aves rapaces, que cuentan con fotosensores que detectan mínimos puntos de luz. Las otras son cámaras termográficas que se activan con el calor. Éstas envían ondas, que se conocen como pulsos, que una embarcación de suficientes dimensiones o las propias personas que viajarían en ellas devolverían en forma de eco. Pero el martes no hubo eco. La patera de Conil se adentró a escasos metros de la playa, volcó, al menos 20 personas lograron nadar hasta la arena y otras dos murieron ahogadas. El SIVE no se enteró.

Un portavoz de la Subdelegación del Gobierno detalló ayer que las mafias de la inmigración ilegal han utilizado en este caso y otros similares, como el naufragio ocurrido en Barbate a principios de año que ha dejado ocho fallecidos de momento, pateras de escasas dimensiones. El peligro es evidente.

La quilla es apenas inexistente y las barcas son de escaso calado. Viajan con un motor recalentado cuya hélice se dedica a dar vueltas pero apenas avanza. Llevan más de 20 personas a bordo, por lo que se trasladan casi medio sumergidas en el agua. Los pulsos enviados por las cámaras termográficas del SIVE rebotan en las olas que son más altas que la patera y el eco necesario para que la alerta salte no se produce.

Es una de las razones por las que las pateras siguen llegando a la costa a pesar de la vigilancia. La AUGC cree que además hace falta incrementar el personal que se encarga de vigilar los monitores y pantallas. En la sala del SIVE en Cádiz hay tres monitores y dos pantallas de plasma. Según la asociación, dos agentes y un subinspector estaban trabajando en esa sala cuando llegaba la patera de Conil. Lo normal, según el Gobierno, es que haya cinco personas. "Harían falta diez agentes para poder hacer turnos de dos horas en cada pantalla", reclama un portavoz. Con todo, reconoce que tragedias como las de Conil son "difícilmente evitables", aunque señala que con suficientes medios "habría más posibilidades".

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El ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, rechazó ayer en Algeciras estas críticas. "El SIVE funciona excelentemente y detecta casi el 100% de las embarcaciones que llegan de forma ilegal". El número de inmigrantes que llegaron a la península en embarcaciones de forma irregular se redujo en 2007 un 24% respecto al año anterior.

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