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Las médicas imponen el ritmo

La feminización del SAS obliga a nuevos modelos de organización

A las 20.00 del pasado jueves, María José Álvarez acaba de salir de sude salud El Greco, en Sevilla. La última visita que ha recibido en su despacho ha sido la de la policía, que acudió a su llamada por la negativa de un paciente a abandonar la consulta. Solventado el incidente, vuelta a casa, donde le esperan sus tres hijos, de 4, 5 y 8 años. Pero para esta médica de 45 años no todos los días es tan difícil conciliar la vida familiar con el trabajo.

Hace ya dos años que María José decidió acogerse a la reducción del 50% de la jornada laboral, una de las medidas que ofrece a sus trabajadores el Servicio Andaluz de Salud (SAS) para facilitar la conciliación entre el trabajo y la familia. Esta posibilidad está abierta por igual a hombres y a mujeres, pero los datos no engañan: de los 35.825 empleados que el año pasado se acogieron a alguna de estas opciones, 27.894 son mujeres. Y teniendo en cuenta la imparable feminización de la plantilla del SAS, los responsables de la Consejería de Salud han empezado ya a barajar nuevas formas de organización del tiempo en el sistema sanitario público.

"Hay que estar atentos para adecuarse lo mejor posible a cada situación. Está claro que hay que insistir en la conciliación y en garantizar todos los derechos de los trabajadores, cueste lo que cueste", señala Antonio Valverde, director general de personal y desarrollo profesional de la Consejería de Salud.

En la presentación, hace unas semanas, del último estudio de las necesidades de profesionales sanitarios en Andalucía, la consejera María Jesús Montero aludió a la feminización de la profesión como un fenómeno "que no se puede obviar" a la hora de programar los recursos humanos que va a necesitar el SAS de aquí a unos años.Los redactores del estudio de necesidades de profesionales sanitarios en Andalucía tampoco pasaron por alto las consecuencias de la feminización de la profesión en la organización diaria de los centros. "La disponibilidad real de médicos no depende sólo del número de médicos, sino también del número de horas que cada médico esté dispuesto a trabajar", afirman. Y añaden: "En general se admite que (...) la disponibilidad en horas de las mujeres es menor que la de los hombres por el reparto desigual de las responsabilidades domésticas, de forma que la feminización disminuye las horas disponibles y por tanto exige un mayor número de médicos para una misma carga de trabajo".

El asunto no es trivial porque de aquí a unos años el número de mujeres superará con creces al de hombres médicos. Si hoy ellos representan aún el 57% del personal facultativo, entre los estudiantes de medicina las mujeres son ya clara mayoría: el 74%. Para ir preparándose para un futuro eminentemente femenino de las profesiones sanitarias, Salud estudia ya nuevas medidas de conciliación y de flexibilidad de horarios.

El director general de Personal está convencido de que esta nueva realidad no va a afectar en absoluto a la prestación del servicio ("cada vez se exige una nota de Selectividad más alta, por lo que la cualificación de los profesionales es extraordinaria desde el primer momento"). Pero Valverde admite que no se debe obviar que esta situación obliga a "profundizar en la ordenación del tiempo" de trabajo porque, guste o no, las mujeres siguen siendo "las cuidadoras familiares": "Hasta en los permisos que no tienen nada que ver con la maternidad ocurre que son muchas más las mujeres que los piden que los hombres" afirma.

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Además de ser madre

María José Álvarez, la médica de 45 años con jornada reducida para cuidar de sus tres niños, se decidió a acogerse a esta medida cuando intentó volver al trabajo tras el nacimiento de su último hijo. "Primero sumé la baja maternal a una excedencia de seis meses. Quise incorporarme, pero me di cuenta de que al 100% de mi jornada no iba a poder". Pero tampoco quería quedarse en casa a tiempo completo. "Bastante me había costado dedicarme a lo mío como para dejarlo todo. Como persona necesitas otra cosa además de ser madre", afirma.

Ahora, unas semanas trabaja tres días y otras dos, lo que le permite estar más tiempo con los niños. Mientras, su marido trabaja a jornada completa. A la vista de los datos del SAS, este reparto de tareas sigue siendo el más habitual, aunque también haya hombres (casi 8.000 el año pasado) que se acogen a alguna medida de conciliación.

Esta opción se le concede a todo el trabajador que la pide, según explica el director general de Personal. Valverde insiste en que "la prioridad" es garantizar este derecho a la plantilla y asegura que ni el hecho de haber disfrutado de una de estas medidas ni los indicios de que un trabajador vaya a optar por esta posibilidad influyen a la hora de configurar la plantilla. "El acceso a la función pública sanitaria es siempre por mérito y profesionalidad", señala. "El número tan alto de mujeres que se acogen a estas medidas indica que ellas saben que puede hacerlo porque no va a perjudicarles".

Esa es también la sensación que tiene Mari Carmen Jiménez, médica de urgencias del Hospital Reina Sofía de Córdoba. En julio se pidió una reducción de un tercio de jornada para poder estar más tiempo con su hija, que ahora tiene 20 meses, y, de momento, no piensa en volver a su horario anterior. La doctora se muestra "satisfecha" con las medidas de conciliación y convencida de que no afectará a su carrera.

Los médicos y, sobre todo las médicas, que llevan más años en la profesión, advierten lo mucho que ha cambiado la situación en poco tiempo. "Tengo una hermana mucho más joven que yo que es también médico y para conseguir que le contrataran tuvo que decir que no estaba casada cuando sí lo estaba", recuerda Mercedes Carrizosa, una médica de Sevilla que crió a sus tres hijos conciliando "como podía". "Yo terminé la carrera en 1975 y no había ninguna medida para facilitarlo", explica.

Carrizosa cree que, al menos en su caso, su vida familiar sí que supuso una "cortapisa" para su carrera profesional. "A mí nadie me evitaba que progresara, pero mi situación no me lo permitía". Quizá, de aquí a unos años, la presencia mayoritaria de las mujeres en la sanidad acabe sirviendo también de acicate para cambiar los roles en el seno familiar.

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