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La mejor caligrafía otomana llega al Real Alcázar de Sevilla

Una exposición del Museo Sabanci de Estambul reúne obras del XV al XX

Margot Molina

La caligrafía ha desempeñado siempre un papel crucial en el arte islámico. La edad de oro de este arte, que cultivaban hasta los mismos sultanes, se produjo en el imperio Otomano a mediados del siglo XV, cuando Constantinopla fue rebautizada como Estambul. La muestra Caligrafía otomana reúne en el Real Alcázar de Sevilla 101 piezas de la colección Museo Sakip Sabanci de Estambul (Turquía).

"Antes de que se abriera el museo en Estambul estas obras han viajado por todo el mundo y se han expuesto en el Metropolitan de Nueva York, en el Louvre o en el Guggengheim de Berlín; pero desde que nació el museo en 2002 sólo se han podido ver en la Real Academia de San Fernando de Madrid y aquí, en Sevilla", explicó durante la inauguración el pasado viernes Güler Sabanci, presidenta de la compañía que ha creado el museo.

El Museo Sakip Sabanci es privado y nació con la colección de unas 400 obras que el desaparecido empresario turco reunió durante toda su vida. Se trata de obras realizadas entre los siglos XV y XX, especialmente copias ilustradas del Corán, manuales de oración, paneles de caligrafía decorativa, pinturas y utensilios del calígrafo.

"Ésta es una de las mejores exposiciones que hemos realizado con nuestros fondos. A la selección de las mejores piezas se unen un cuidadoso montaje y el que se realice en este palacio, dónde se ve una perfecta comunión con el arte y la vida islámicas", añadió la presidenta de Sabanci.

"Aquí pueden verse seis tipos diferentes de caligrafías y algunas están realizadas por los mismos sultanes, ya que siempre se ha considerado un arte muy refinado. En la Universidad Sabanci se imparten actualmente cursos de caligrafía islámica para evitar que la disciplina se pierda", apuntó Nazan Olçer, directora del Museo Sakip Sabanci. La muestra, que permanecerá abierta hasta el 15 de junio en las salas altas de la Montería del Real Alcázar, se ha organizado en colaboración con la Fundación Legado Andalusí, de la Consejería de Cultura, y con apoyo del Ministerio de Cultura.

Además de las sorprendentes y minúsculas ilustraciones de los libros sagrados -como el copiado por el príncipe Korkut en 1500-, la exposición incluye los documentos imperiales (ferman) en los que el sultán realizaba su propia firma (tugra), un gran dibujo con flores, medallones y otros adornos que daba paso al texto. La pintura está presente con varios óleos, casi todos del siglo XIX, en los que aparecen arquitecturas islámicas. También pueden verse estuches de madera, carey y marfil, escribanías, tinteros y hasta un instrumento con la punta de rubí para pulir las ilustraciones doradas.

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Sobre la firma

Margot Molina
Ha desarrollado su carrera en El PAÍS, la mayor parte en la redacción de Andalucía a la que llegó en 1988. Especializada en Cultura, se ha ocupado también de Educación, Sociedad, Viajes y Gastronomía. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid. Ha publicado, entre otras, la guía de viajes 'Sevilla de cerca' de Lonely Planet.

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