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Reportaje:

El misterio de los vítores

La limpieza de la catedral de Sevilla ha sacado a la luz diversas inscripciones

La calle Alemanes es una de las más concurridas de Sevilla. La fachada de la catedral está a un lado. Una parada de taxis, tiendas y restaurantes ocupan el otro lado. Por ese pasillo se desplazan miles de personas a diario. Una nueva marca visual detiene el paso de algunas de ellas. La limpieza de las paredes de la gran mole catedralicia ha hecho aflorar unas extrañas inscripciones de color rojizo.

Hay enormes letras, símbolos, dibujos e, incluso, números. Parecen resistir el paso del tiempo para dar testimonio de acontecimientos olvidados y de nombres de personas que tuvieron un día su momento de gloria. Buceando en esas sopas de letras y signos se encuentra nítido un nombre: Don Alonso García. Y con alguna letra borrada, y espigando entre las abreviaturas tan comunes en la España del pasado, también se puede leer una inscripción que dice Don Melchor.

Las letras salpican la mole catedralicia, que incluye la Iglesia del Sagrario

Estas series de letras abundan en la calle Alemanes. Pero también se pueden ver algunas inscripciones más en la avenida de la Constitución. El gran bloque de la catedral ofrece, así, una nueva curiosidad a reseñar. Estas inscripciones, que tienen algo de las modernas pintadas, son un misterio para muchos. Varios historiadores consultados por este diario afirman que no saben lo que son. Otros apuntan hipótesis.

En cualquier caso, muchas de las inscripciones son muy semejantes a otras que abundan en Salamanca y que se denominan vítores (también llamados víctores). Es decir, inscripciones en honor de alguien o algo en la que figura en anagrama la palabra 'víctor'. De hecho, en la calle Alemanes hay como mínimo más de media docena de vítores. Y en la avenida de la Constitución, hay un par de ellos junto a la Iglesia del Sagrario (anexa a la catedral). La Iglesia del Sagrario, de estilo barroco, está integrada en la gran manzana formada por la catedral, el Patio de los Naranjos y otras edificaciones anexas.

"Un víctor es una inscripción de reconocimiento a la consecución de un doctorado. Es también una cartela recordatoria de un acto o festejo del que se quería dejar memoria. Obedecen al interés por dejar testimonio de un acontecimiento o celebración. En Salamanca hay muchísimos víctores, fundamentalmente en edificios universitarios. En Sevilla se debieron perder por el paso del tiempo, la suciedad y la contaminación", comenta Alfredo José Morales, catedrático de Historia del Arte de la Universidad de Sevilla.

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Lo cierto es que Salamanca (la ciudad universitaria por excelencia en la España medieval, renacentista y barroca. "Lo que natura no da, Salamanca no lo presta", recalcaba un viejo adagio) tiene en estas inscripciones una de sus marcas. Un vítor es un anagrama que combina las letras que forman esta palabra colocadas según el criterio del pintor. Con el tiempo, se añadió una figura similar a la letra ce (un creciente, según la terminología heráldica). El anagrama conforma la palabra latina vitor, que en castellano se traduce por "viva". La imagen del vítor va seguida de un nombre. Y equivaldría a la exclamación actual de "¡Viva... (aquí se coloca el nombre que corresponda)!". El nombre era el de algún nuevo doctor cuando acababa de alcanzar este grado. Para pintar los vítores en las dependencias de la Universidad de Salamanca se utilizaban pigmentos animales o vegetales.

"En el Archivo de Indias también hay inscripciones. Un nombre corresponde a una persona vinculada con el comercio americano. El Archivo de Indias era antigua Casa Lonja", recuerda Morales. En una de las fachadas del Archivo de Indias -la que está situada enfrente de la catedral- hay tres pequeñas inscripciones de color marrón. Una de ellas corresponde al apellido Silva. Otra está formada por varias letras. Y en la tercera está escrito el apellido García de la Parra.

Las inscripciones añaden otro elemento más a una ciudad con un pasado que mantiene un peso decisivo. Su reaparición aún es demasiado reciente como para una descripción razonada de cada una. Están allí para que algún investigador se anime a desentrañar sus claves más importantes.

Fachada de la catedral de Sevilla, a la altura de la calle Alemanes. En la pared se pueden ver distintas inscripciones.
Fachada de la catedral de Sevilla, a la altura de la calle Alemanes. En la pared se pueden ver distintas inscripciones.ALEJANDRO RUESGA

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