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Reportaje:

Los misterios del subsuelo

Un joven investigador divulga los secretos de las cuevas y pasadizos de Cádiz

Todo empezó como en una novela de aventuras. Dos amigos, de apenas 11 años, saben de la leyenda sobre la existencia de unas cuevas bajo el suelo de su ciudad. Y un día cumplen su sueño de explorarlas. A partir de ahí todo un mundo de descubrimientos se abre ante ellos. Le ocurrió a Eugenio Belgrano. Ahora tiene 24 años y ha utilizado Internet para dar a conocer su intensa investigación sobre los pasadizos y túneles que recorren el subsuelo de Cádiz. Su trabajo es la cuenta pendiente de esta parte de la historia de la capital gaditana, que presume de sus bellezas al aire libre pero esconde sus misterios ocultos bajo tierra.

En el subsuelo de Cádiz hay todo un laberinto de galerías y pasos subterráneos. Algunas de estas estructuras proceden de su pasado, como las cloacas romanas. Otras, son de origen defensivo o naturales, como las formadas por la escorrentía del arroyo El Salado. Su hambre investigadora ha podido saciarla con numerosos viajes al subsuelo que narra en su página http://cuevasdemariamocos.jimdo.com.

Eugenio Belgrano ha creado una página web con los túneles desconocidos

"Las leyendas populares hablan de historias de niños perdidos en esas cuevas, de moros que aún habitan bajo tierra, adueñados de unos pasadizos por los que se mueven libremente como si viviesen en un mundo paralelo al nuestro. Pero hay otras historias que narran proezas acaecidas durante pasados asedios militares a la ciudad o sobre oscuros prostíbulos a los que concurren enigmáticos personajes", relata en su apasionado trabajo. "Busqué en los archivos, saqué planos, conseguí amistades que me ayudaron y así he podido recorrer muchos de estos túneles", cuenta.

Belgrano narra que los túneles más antiguos tienen origen romano, las conocidas como cuevas de Hércules. Unían los edificios más relevantes de Gades, que habían diseñado los Balbos. Los estudios constatan la existencia de galerías de hasta tres metros y medio de alto construidas con sillares de piedra ostionera en el entorno del anfiteatro y hasta la Iglesia de Santiago. Mucho más tarde, entre los siglos XVI y XVII, bajo las Puertas de Tierra, se construyeron las cuevas que dan nombre a su página en Internet: Las cuevas de María Moco. "La leyenda apunta a que una mujer que vivió en estos pasadizos se ganaba la vida con la preparación de pócimas", comenta el investigador. Esta leyenda, que sirvió para amedrentar a muchos niños gaditanos, nació en los pasadizos excavados por los gaditanos para defenderse de los numerosos ataques y asaltos ingleses.

Ahora los accesos están tapados, aunque Belgrano, como otros curiosos, ha conseguido adentrarse en algunos de sus túneles.

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Todas sus incursiones aparecen fotografiadas y relatadas en Internet. "No tengo ningún ánimo de lucro. Solo quiero divulgar esta parte de la historia de Cádiz poco conocida", admite. Su labor contrasta con el escaso afán de las Administraciones para rescatar del olvido estas galerías.

"Supongo que existirá algún cruce de intereses entre las Administraciones", opina Belgrano. Su trabajo ha sido posible tras introducirse por alcantarillas, garajes y obras privadas. "No es ilegal. No hay ningún cartel de prohibido el paso y no estamos dañando el patrimonio. Hacemos fotos y nos vamos".

Todo va a quedar en la Red para disfrute de los curiosos. Y quedan muchas novedades. Por ejemplo, la divulgación de varias escrituras encontradas en los túneles. También cruces templarias o símbolos de la Inquisición. Acaba de localizar cinco nuevos túneles. En ocasiones ha tenido que armarse con bombas de oxígeno para recorrerlos. Su aventura no ha hecho más que empezar.

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