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Entrevista:MARÍA JESÚS MONTERO | Consejera de Salud

Una mujer de fuego

Llega María Jesús Montero puntual a la cita, caminando por la calle Castilla. La primera pregunta está cantada: ¿Cómo la responsable de la salud de ocho millones de andaluces cita al periodista en una vieja tasca en donde se trasiega abundante manzanilla e ingentes cantidades de menudo? Colesterol por un tubo, Consejera...

La carcajada salta espontánea. A esa hora, las 6,30 de la tarde del pasado jueves, por fortuna, hay solo dos clientes.

- Hemos venido a un sitio que para mi es especial, Triana, mi barrio, donde me encuentro mas a gusto y este bar tiene solera, personalidad.

Y tanta. Casa Cuesta se fundó en 1880. Siglo XIX. Hace 128 años. Y ahí siguen sus columnas de hierro sustentando una reliquia del tapeo trianero. A través de sus cristales se ve el callejón de la Inquisición y al fondo, el rió Guadalquivir.

"Africa será mi siguiente destino. Quiero ser una médica del mundo"
"No está en mis perspectivas aspirar a suceder a Chaves en la presidencia"
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María Jesús Montero, 42 años -"creo que los llevo bien", y es cierto-, nació a pocos metros de este lugar. Hija de dos maestros. Clase media. Cuatro hermanos. Desde muy pronto, casi al terminar BUP, tenia claro que quería ser médica. Le llevó diez años graduarse. Pero con el titulo en el bolsillo decidió que lo suyo era gestionar la sanidad, más que atender pacientes. Hizo un master en gestión de empresas sanitarias en Barcelona y ganó unas oposiciones como Técnico de la Función Administrativa de Hospitales. Con 29 años, era subdirectora médica en el Hospital Valme de Sevilla y muy pronto, subdirectora gerente del Virgen del Rocío, el mayor complejo hospitalario de España.

- ¿No se siente frustrada, diez años de estudios para no ejercer la medicina, para no ver pacientes...?

- ... para ejercerla desde otro plano -interrumpe-. Tengo una mentalidad clínica. Me aproximo a los problemas de la política desde el diagnostico clínico. Y frustrada, no. Aunque es evidente que nada puede sustituir el contacto con el paciente. Es lo más satisfactorio. Pero mi formación médica me ha servido mucho a la hora de acercarme a la política: hacer un diagnóstico correcto de los problemas, asociar síntomas, aplicar tratamiento quirúrgico si es preciso...

- ¿Qué tratamiento quirúrgico le aplicaría a Javier Arenas, flamante jefe de la oposición popular en el Parlamento?

- Arenas debe hacer una reflexión profunda del papel que tiene que jugar el PP en Andalucía. Tiene que reflexionar sobre si su permanencia en el PP le da más oportunidades o no a su partido para crecer y ser alternativa de gobierno en Andalucía.

Sus dotes organizativas la catapultaron en 2002 a la viceconsejería de Salud, con Francisco Vallejo de consejero. Dos años después, María Jesús Montero era nombrada titular de esa importante consejería y, confirmando lo que todo el mundo daba por hecho, repite cargo en esta nueva legislatura.

Mujer segura, firme, inteligente, calmada, amable, dúctil... La lista de elogios es amplia. ¿Usted qué tiene, asesores o hagiógrafos? Risas. "Me rodeo de un equipo crítico. La critica me obliga a reflexionar y no me abruma".

Ella también practica la crítica. Por ejemplo, con las propias mujeres. "Tenemos que aportar una visión de la conciliación laboral distinta". Y recuerda con cierta amargura que estos días, a la hora de ofrecer puestos de responsabilidad, muchas mujeres dudan porque les resulta difícil conciliar las tareas familiares con las ambiciones profesionales.

Aun así, prefiere rodearse de mujeres. ¿Organizan mejor el trabajo? Responde: "No sé si el trabajo, pero desde luego organizamos mejor el tiempo".

Para muchos, Montero es una de las estrellas políticas del momento. Numero dos en la siempre complicada lista del PSOE de la provincia de Sevilla en las pasadas elecciones. Y sin tener carné del partido. Independiente. ¿Pago al trabajo bien hecho?

- Es un reconocimiento a mi primera etapa de consejera y también el deseo del partido de incorporar independientes.

No tiene previsto afiliarse al PSOE. Participa de los debates, pero sin formar parte de la vida orgánica. De nuevo salta la risa franca y abierta cuando se le sugiere que si no se afilia al PSOE no podrá ser una de las mujeres que aspiren a suceder al presidente Chaves...

- Tampoco lo pretendo...

- ¿No le gustaría ser presidenta de la comunidad donde ha nacido?

- No está en mis perspectivas. Estoy centrada en mi trabajo de estos cuatro años. Deseo cumplir lo prometido en el programa electoral, que contiene retos muy importantes.

Lo que si está en su mente es África. No el África idílica de Hemingway, sino en el África trágica de las pateras y los cayucos, de las hambrunas, las enfermedades y las guerras civiles.

"Será mi siguiente destino". Viajaría a África a aprender como médico. "Para lo que buenamente pueda servir". Esa pasión le llega de su contacto desde hace años con las comunidades cristianas, con gentes que han desarrollado sus inquietudes en el continente negro, tan desangrado. "Mis amigos que pasaron por allí han crecido y se han desarrollado humanamente". Y si tiene salud, le gustaría seguir esa senda. Ser una médica del mundo.

Mientras, sueña con otros paraísos exóticos: Rusia, India, China. Viajes aplazados que quizá algún día se concreten. Como se concretó Cuba, isla de la que se enamoró: de sus gentes, de sus músicas... Sobre todo de sus músicas. Sus trovadores.

- Canta Silvio Rodríguez: "Me han estremecido..."

Interrumpe Montero:

- "... un montón de mujeres, mujeres de fuego, mujeres de nieve". Me sé de memoria todas sus letras.

- ¿Usted que es, de fuego o de nieve?

- ¡De fuego, de fuego!

No duda un instante la respuesta. Es obvia. Y con la misma energía con que llegó, se levanta y se aleja caminando por la calle Castilla, donde nació, en esta tarde caliente de la primavera sevillana.

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