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Los dos 'okupas' de Casas Viejas niegan su vinculación a ETA

Iván y Agus se encadenaron durante 36 horas a cuatro metros bajo tierra para evitar su desalojo del Centro Social Okupado y Autogestionado Casas Viejas, en Sevilla. Ayer accedieron a reunirse con este diario a pesar de que quieren que no se hable más de ellos. Iván Díaz (Cádiz, 1979), profesor interino de Geografía en la Universidad de Sevilla, lo hizo para "aclarar" todo. Agustín Toranzo (Sevilla, 1970), que trabajaba en el ambigú del centró, accedió con cierta distancia inicial. Ninguno quiso ser retratado.

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Ambos negaron toda vinculación con el entorno de ETA después de que un periódico recordase una condena de Agustín por "desórdenes públicos y atentado a la autoridad" en una manifestación anti Expo 92 y confundiese a Iván con otro Iván también condenado. Por su parte, la policía investiga unos papeles hallados en Casas Viejas escritos en euskera y la posibilidad de que hayan recibido "asesoramiento etarra" en la construcción del zulo.

"El principal asesoramiento que tuvimos es un movimiento londinense contra la construcción de la circunvalación M-11; nos pusimos en contacto con uno de sus autores, apodado Tim Tuneler", explicó Agustín. En cuanto a los papeles: "Que sigan investigando, no se puede criminalizar un idioma de esa forma; en el País Vasco hay más gente aparte de terroristas". "Se está utilizando el tema de ETA de forma oportunista para desviar la atención de las cuestiones fundamentales por las que se ha hecho esta acción", añadió Iván.

Dicen que aguantaron en el túnel por ideales. ¿Cuáles? "Queríamos permanecer en el espacio que hemos estado trabajando durante seis años y lanzar una problemática fundamental, como es el hecho de que en todo momento está por encima el derecho a la propiedad privada sobre otras cuestiones de justicia social", explicó Iván.

El colectivo critica que el edificio que okuparon haya estado abandonado durante 20 años hasta que "por la coyuntura económica han querido recuperarlo para sacarlo al mercado". "Y a nosotros, por invertir nuestro tiempo en arreglar un espacio y convertirlo en un lugar habitable para su uso social, político y cultural, nos llevan a juicio; queremos que la gente se pregunte si eso es justo", aseguró Iván.

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Entre los problemas que tratan de solucionar citan que haya medio millón de casas vacías "permanentemente" en Andalucía y 43.000 en la ciudad de Sevilla. "Hay cuestiones que la gente tiene que plantearse: hay un problema grave con el acceso a la vivienda de los jóvenes y sin embargo las soluciones que se proponen son construir más", dice Iván. "Hay que cuestionarse el modelo de habitabilidad que tenemos y poner en uso esas viviendas que están permanentemente vacías y censadas".

Los dos dedican su "resistencia a toda la gente que ha sido desalojada, y sigue siéndolo, desde el pelotazo del 92; hay un drama social y humano grande del que nadie quiere hablar".

Respecto a críticas habituales como que "los okupas son unos vagos" o que "roban la electricidad y el agua" también tienen respuestas. Primero porque aseguran que ellos no viven en casas okupadas, por lo que pagan el agua y la luz que consumen. Respecto a los recursos públicos que empleaba Casas Viejas: "Está justificado. Es un gasto económico muy pequeño en comparación con el gasto que le supondría al Ayuntamiento hacer espacios para que la gente joven se desarrolle cultural y políticamente", dice Iván. "Hemos conseguido crear mucha conciencia en la gente", zanja Agustín.

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