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Reportaje:

Los otros héroes de Cuba

Tres de los 23 disidentes excarcelados empiezan su nueva vida en Málaga

Inés Santaeulalia

"Ramón, René, Antonio, Gerardo y Fernando", recita como una letanía Luis Daniel. "Son los héroes del imperio que EE UU tiene presos por luchar por la libertad de Cuba", continúa el niño, que sólo tiene siete años. "Por eso hay que pagar a las MTT (Milicias de Tropas Territoriales), para que compren armas con las que aniquilar a los americanos que ponen bombas, como aquella vez en Japón", se explica bajo la mirada atenta de su padre, Luis Milán, uno de los 23 excarcelados cubanos que ya han sido trasladados a España del grupo de los 75 disidentes apresados en la isla durante la represión de la Primavera Negra de 2003.

Padre e hijo se acaban de conocer, como quien dice. A Milán, de 40 años, se le ensombrece el rostro al recordar los largos siete años y cuatro meses que pasó en la cárcel. Pero desde el pasado 20 de julio, día en que llegaron a Málaga, solo piensa en recuperar el tiempo perdido.

Omar Ruiz se queja de que las condiciones no son iguales para todos
Pablo Pacheco dice que cuando llegó sintió "amor a primera vista"

"Allí la televisión habla constantemente de los cinco héroes, pero de los disidentes nunca se oye una palabra", se queja Lisandra, la mujer de Milán, que tuvo que educar sola a Luis Daniel y a su hermana Talía, de 10 años. "Para evitar problemas a los niños, lo mejor es dejar que sigan la corriente al régimen", dice con cara de agobio mientras Talía explica el significado del pañuelo de su uniforme "¿Sabes que es rojo por la sangre derramada de nuestros hermanos?".

Hace algo más de un mes que hicieron las maletas y pudieron olvidar para siempre sus uniformes escolares. Hace algo más de un mes que Milán recibió una llamada en la cárcel. Era el cardenal Jaime Ortega que, tras su mediación ante el presidente Raúl Castro, le ofrecía la posibilidad de viajar a España o seguir en la celda. Escogió la primera opción y acabó en la ciudad andaluza. "Esto es un paraíso", dice frente al ventilador de la habitación que comparten.

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El espacio es pequeño. Dos literas con cuatro camas, un par de sillas, un armario y un pequeño baño. "Esta tele me costó cinco euros", dice orgulloso Milán, que se deshace en halagos hacia España y la CEAR (Comisión Española de Atención al Refugiado), en uno de cuyos centros, en el centro de Málaga, se aloja la familia. Tienen pensión completa y reciben algo más de 122 euros mensuales para sus gastos. Sin embargo, esperan con ansia los papeles para lanzarse a buscar trabajo.

Él es médico, ella dentista y, aunque les gustaría trabajar de lo suyo, son conscientes de "la profunda crisis que hay en España". Jardinero o pintor de brocha gorda, da igual, lo importante es sacar a la familia adelante. "Estoy seguro de que nos va a ir bien", dice Milán.

Cuatro puertas más allá, en el mismo centro, está la habitación de Omar Ruiz, otro de los disidentes que se trasladaron a Málaga. Tiene 62 años y, aunque las condiciones son las mismas que las de la familia Milán, no está tan contento. A su hijo Fran, de 12 años, no le gusta la comida y la habitación se les hace muy estrecha. "Hay otros compañeros que están mejor que nosotros", se queja.

Se refiere a Pablo Pacheco, de 40 años, que vive en un centro de la Cruz Roja y que, como Milán, está feliz "Ya considero a España como mi segunda patria, lo de Málaga ha sido amor a primera vista". Pese al entusiasmo, entiende las quejas de Omar. "No queremos un hotel de cinco estrellas, solo queremos independizarnos".

Para eso tendrán que esperar a tener los papeles en regla, lo que podría tardar hasta seis meses. "Nadie nos dijo que iba a ser fácil, pero ninguno puede decir que esto es peor que lo que dejamos atrás", apunta Milán.

Los tres llegaron a España en la primera fase de excarcelaciones, que incluyó a 20 presos. A ellos se sumaron ayer otros tres y en los próximos meses se prevé que lo hagan 26. Pese a algunas quejas, todos están agradecidos. "Nos han recibido como a héroes", dice al fin Pacheco.

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Sobre la firma

Inés Santaeulalia
Es la jefa de la oficina de EL PAÍS para Colombia, Venezuela y la región andina. Comenzó su carrera en el periódico en el año 2011 en México, desde donde formó parte del equipo que fundó EL PAÍS América. En Madrid ha trabajado para las secciones de Nacional, Internacional y como portadista de la web.

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