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Reportaje:

El río Hudson pasa por Córdoba

Ocho artistas ilustran poemas seleccionados por el neoyorquino Paul LeClerc

En el medio millar de kilómetros por los que discurre el río Hudson, no hay ni un solo molino medieval. Tampoco en su desembocadura, que forma la isla de Manhattan, en Nueva York. Pero cuando en el siglo XVII, los exploradores holandeses compraron aquel pedazo de tierra apenas habitada por los indios Lenape, a 6.000 kilómetros de allí, en Córdoba, ya existía una ciudad con casi 2.000 años de historia y varios molinos en el Guadalquivir. Pocos sobreviven, pero uno de los más hermosos y mejor restaurados, el de San Antonio, acoge desde ayer una exposición singular que acerca la ciudad de la Mezquita a la de los rascacielos.

Manhattan [5th Avenue at 42nd Street] -título de la muestra y dirección de la Biblioteca Pública de Nueva York- se inauguró ayer en Córdoba, dentro del ciclo Cosmopoética, el festival internacional de poesía que cumple su octava edición. La idea de la exhibición es muy sencilla: casar una selección de ocho poemas de la literatura española, elegidos por Paul LeClerc, director de la biblioteca neoyorquina y premiado con la Real Orden de Isabel la Católica por difundir la cultura española en Estados Unidos, con la obra plástica creada para la ocasión por otros tantos artistas. De esta forma, Ignacio Tovar ha ilustrado un anónimo popular que aparecía en la Gramática de Nebrija; Carmen Laffón, el Romance de Abenámar y el rey don Juan; Guillermo Pérez Villalta, una obra de Luis de Góngora; Miki Leal, otra de Francisco Quevedo; a Nieves Galito le ha tocado ilustrar a Rosalía de Castro; Matías Sánchez ha lidiado con Machado; Jacobo Castellano con Pedro Salinas, y José María Báez, con Pablo García Baena.

Laffón, Pérez Villalta, Tovar y Miki Leal participan en la exposición

"El proyecto se inició en el verano de 2008 durante una estancia en Nueva York", explicó ayer, en la inauguración de la exposición, su comisario, Sema D'Acosta. "Queríamos conjugar lo literario con artistas plásticos. La idea fue rodando y evolucionando. Contactamos con los responsables de Cosmopoética, quienes se mostraron muy interesados. Pero yo tenía clara una cosa, la exposición debía realizarse en este molino, el de San Antonio. El espacio responde al espíritu recogido e intimista de la exposición de poemas y piezas de pequeño tamaño", justifica D'Acosta.

El primer paso fue la recopilación del poemario. Paul LeClerc, doctor en literatura francesa y especialista en Voltaire, contó con la estimable colaboración de su pareja, Judith Ginsberg, experta en literatura española y que ayer hizo las veces de traductora de su marido. LeClerc ha seguido unos parámetros básicos para escoger los versos, que se resumen en cuatro puntos que expuso en una justificación por escrito de la exposición. Evitar la religión en las temáticas ("Prefiero excluir los escritos motivados por la religión, aunque me enardecen las obras de san Juan de la Cruz y santa Teresa"); empezar desde el principio ("He considerado esencial comenzar desde los orígenes, indagando en el nacimiento del castellano); evitar los poemas excesivamente largos ("Que no excedan más de 50 versos") y dar por hecho que los poemas anónimos fueron escritos por mujeres ("En Estados Unidos y en Inglaterra existe un dicho que dice: Anónimo fue mujer").

Uno de aquellos anónimos que tal vez salieron de una pluma femenina es Abenámar y el rey don Juan, fechado entre los siglos XIV y XV. A ellos da imagen una serie de carboncillos sobre papel de Carmen Laffón sobre el Generalife de Granada. Ella es la única artista que no ha entregado una obra realizada para esta exposición, sino que ha ofrecido parte de una colección de 24 dibujos que realizó en 2006. "Cuando leí el poema me di cuenta de que la temática del agua encajaba perfectamente con lo que había hecho en Granada, plasmando los surtidores y los caminos de cipreses", comentaba ayer la artista.

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