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Una ruta evoca en Cádiz a Fernando Quiñones

Huele a café frente al muelle. "A mi padre le gustaban los bares porque rezuman humanidad". Mauro, hijo del escritor Fernando Quiñones, cree acertado que la ruta inaugurada ayer arrancara en el Lucero, un emblemático establecimiento hostelero frente al puerto de Cádiz. La iniciativa, que quiere perpetuarse en el tiempo, ha nacido de algunos de sus amigos y admiradores, como Juan José Téllez o Blanca Flores. "Queremos reunirnos los que le conocimos y darlo a conocer a los que todavía no saben de él", explican los organizadores. La ruta empezó en un bar y terminó en una peña flamenca.

Quiñones rezumaba gaditanismo y las paradas de su ruta son buena muestra de ello. A la misma ahora que arrancaba, Zapatero anunciaba que no iba a ser candidato en las próximas elecciones generales. "Eso es que le da coraje no haber estado aquí con nosotros", bromeó Téllez, quien inauguró frente al bar Lucero la cita con la lectura de uno de sus poemas, la Copla de Luis el Mula. Frente al convento de Santo Domingo Montse Torrent interpretó un fragmento de La Nardi. La comitiva, formada por más de cien personas, siguió avanzando hasta el barrio del Pópulo. Paloma García, la gerente del café teatro Pay-Pay leyó uno de sus relatos y Carmen de la Jara cantó por alegrías.

Tono festivo

El ambiente fue creciendo. La ruta fue sumando adeptos y muchos curiosos se añadían desde las aceras o los balcones. A Quiñones le gustaba comprar arenques en el mercado de abastos, en el puesto 171. La plaza estaba ayer abarrotada y Rosario Troncoso tuvo que leer su manifiesto en la sección de frutas. La ruta había adquirido ya al mediodía un tono totalmente festivo, que se acrecentó a la llegada al barrio de la Viña, donde la comparsa de Tino Tovar, la ganadora del concurso de carnaval de este año, interpretó un pasodoble dedicado a Quiñones.

Hubo también paradas en el domicilio del escritor en la calle Rosario Cepeda, donde su familia le recordó y en la plaza del Palillero, donde se alabó el esfuerzo de Quiñones para sacar adelante el festival de cine Alcances. El final aguardaba en el mar, en la playa de la Caleta, donde su viuda hizo una ofrenda de sardinas y arenques como le gustaba a él.

El fin de fiesta fue en la peña flamenca de Juanito Villar, donde se siguió celebrando el recuerdo de Quiñones por muchas horas.

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