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Un testigo dice que vio a los hermanos Del Valle meter un carrito en un coche

Los técnicos descartan que el acusado arrojara a Mari Luz a una alcantarilla

No es muy probable que Santiago del Valle arrojara a Mari Luz a una alcantarilla, tal y como el presunto asesino confesó. La segunda sesión del juicio por la muerte de la niña de cinco años, desaparecida en enero de 2008 y hallada muerta en dos meses después, se celebró ayer en la Audiencia de Huelva con la comparecencia de 15 testigos, entre ellos los técnicos que participaron en su búsqueda y los trabajadores de Cepsa que encontraron el cadáver.

Un ingeniero de la empresa Aguas de Huelva consideró "poco probable" que el cuerpo de la pequeña hubiera llegado a la ría de Huelva, donde se encontró, de haberse depositado en una alcantarilla, tal y como declaró el presunto asesino. Para que esto fuera posible, tendrían que haberse sumado varios factores, entre ellos que lloviera muchísimo, algo que no ocurrió.

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Además, señaló el testigo, las paredes están hechas de cemento y hormigón por lo que el cuerpo se habría golpeado fuertemente, un extremo que no coincide con el estado que presentaba la menor.

Por otro lado, los dos operarios de Cepsa que localizaron el cuerpo y el jefe de la Unidad de Rescate Acuática de Bomberos de Huelva coincidieron en que la procedencia del cadáver fue el margen izquierdo del río Tinto, donde se ubica el Estero del Rincón, punto geográfico que el sumario del caso señala como lugar donde Santiago del Valle habría abandonado a la niña.

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Por la mañana, la jornada estuvo marcada por el testimonio desconcertante de Enrique Daza, un taxista de 50 años que aseguró haber visto en la tarde de la desaparición, sobre las seis de la tarde, a los hermanos Santiago y Rosa del Valle metiendo un carrito de la compra en el maletero del coche de Rosa. Junto a ellos, añadió, estaba una mujer rubia que podría ser Isabel García (esposa de Santiago). El conductor dijo estar seguro de que eran ellos tres. Su relato corroboraría la declaración de Santiago del Valle en la que narró cómo introdujo a la menor en un carrito.

El testigo, sin embargo, cayó en numerosas contradicciones y la Fiscalía le recordó que la primera vez que mencionó el "famoso carrito" fue varios días después de que los medios de comunicación publicaran la declaración de Santiago del Valle en la que lo mencionaba, ya en mayo.

Por otro lado, el tribunal requirió la presencia de testigos que hubieran tratado con Santiago del Valle. Rocío Carrasco, profesora del Colegio Diocesano donde el acusado se apuntó en octubre de 2007 para realizar un ciclo formativo de comercio, contó que "hablaba a las alumnas, de entre 16 y 20 años, de sexo".

Del Valle, con 42, decía a las menores, según la testigo: "No hay nada malo en hablar de sexo. Deberíais mantener relaciones sexuales con mayores de 40". Por este motivo fue expulsado del centro..

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