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Columna
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El tiro por la culata

Javier Arenas ha intentado privatizar la recaudación de impuestos. Pretendía sustituir a los inspectores de Hacienda por los notarios.

En un ejercicio de funambulismo político sin precedentes, sostiene el dirigente popular que entregar los datos de sus ingresos y las facturas de sus gastos a un notario es más transparente que hacerlo a los inspectores que recaudan en nombre del Estado. Que un recibo extendido por un notario, por muy ilustre que sea, es más fiable que la declaración del IRPF.

En el fondo, lo que se escondía detrás de este último ejercicio de "fullería, trampas y mentiras", en palabras de Susana Díaz, secretaria de Organización del PSOE, era evitar que los andaluces conociéramos cuales son en realidad sus ingresos.

Pero el tiro le ha salido por la culata al presidente del PP andaluz. El escándalo que se ha armado al querer sustituir la declaración del IRPF por un acta notarial le ha forzado a anunciar que entregará el documento depositado en Hacienda.

Ha tardado dos semanas desde que prometió en sede parlamentaria hacer lo mismo que el presidente José Griñán: publicar las declaraciones de IRPF de los últimos tres años. A la hora de escribir esta columna, aun no lo había hecho, aunque su fiel escudero Antonio Sanz anunciaba el martes que el PP colgaría en su página web la declaración de los 47 diputados del partido. Eso sí, después de que se supiera que los 56 diputados del PSOE y los 13 consejeros del Gobierno andaluz seguirán el ejemplo de Griñán.

La pregunta clave es por qué un político que se pasa la vida pidiendo transparencia y austeridad a los demás se muestra tan reacio a ser él mismo transparente. Los hechos prueban que porque no quiere que se sepa cuánto le paga su partido. Por varias razones: una, porque ha dicho que su partido no le paga nada. Dos, porque en los últimos meses este apóstol de la austeridad pedía que nadie ganara ni un euro más que el presidente de la Junta. Y resulta que, según propia confesión ante notario, el pasado año el partido le pagó 54.534,18 euros netos, lo que sumado a su sueldo como senador arroja unos ingresos por encima de los 150.000 euros brutos anuales. Es decir, casi el doble del salario del presidente de la Junta.

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El sueldo de los altos dirigentes del PP ha sido siempre un secreto guardado con siete llaves. Hasta que el pasado año, gracias a las medidas de transparencia del gobierno socialista de José María Barreda en Castilla-La Mancha, se supo que la secretaria general, María Dolores de Cospedal, declaró en 2009 unos ingresos de 241.810 euros. De ellos, 167.864 se los pagaba el partido.

Aunque el sorpresón en toda España fue mayúsculo, Arenas dijo: "Gana lo que legalmente le corresponde" (Ideal, 25 de octubre). Y la viceportavoz del PP en el parlamento castellano manchego María Luisa Soriano, apuntó: "Es el mismo salario que ganaban" Javier Arenas, Francisco Álvarez-Cascos o Ángel Acebes cuando fueron secretarios generales del partido (Europa Press). Es decir, esos altísimos salarios son habituales en el partido.

El PP destina más de tres millones de euros anuales al pago, a sus máximos dirigentes, de lo que el partido llama "colaboraciones" o "gastos de representación" y los expertos fiscales "sobresueldos". Tras el escándalo de Cospedal, y ahora de Arenas, la pregunta es cómo son capaces los dirigentes del PP de exigir austeridad a los demás, cuando ellos perciben "salarios de banqueros", en la definición que el coordinador de IU, Diego Valderas, ha hecho de los ingresos de Arenas.

Pillado en su propia trampa, al final Arenas colgará en la web del partido su declaración de la renta. ¡Vaya gasto tonto en notario! Y es que, cuando se dispara tanto y de forma tan indiscriminada, a veces los tiros salen por culata.

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