_
_
_
_
_
Entrevista:Abbey Lincoln | MÚSICA

"No existe nada que se llame jazz"

Segunda puerta a la derecha. Anna María Wooldridge (Chicago, 1930), más conocida como Aminata Mokeba, más conocida como Abbey Lincoln, aguarda al entrevistador en su coqueto apartamento en el Upper Manhattan, junto al río Hudson y a un paso del bulevar Duke Ellington, donde nunca vivió Ellington. La cantante, compositora y actriz ocupa butaca preferencial en un escenario teatralmente dispuesto presidido por un piano de media cola. Hace pocos días que la "mejor cantante viva del jazz" volvió a casa tras una delicada intervención quirúrgica. Su aspecto actual es de una fragilidad extrema. Puede que la leona haya perdido sus garras, sin embargo, mantiene el fulgor de su mirada intensa y penetrante.

PREGUNTA. Acaba de lanzar un nuevo disco, Abbey sings Abbey, que no se parece a ninguno de los suyos.

RESPUESTA. Este disco fue toda una sorpresa. Un día recibí una llamada por teléfono de Jean-Phillippe Allard (productor): "¿Qué te parecería grabar un disco de country & western?". Como soy una inconsciente, dije que sí, por supuesto. Fui al estudio sin saber lo que me iba a encontrar y ahí estaba la sección rítmica de Bob Dylan al completo. Unos tipos verdaderamente genuinos, gracias a ellos este álbum es lo que es... con una pequeña ayuda por mi parte. Este disco tiene un feeling distinto de los míos anteriores, aunque yo ya había grabado Mr. Tambourine Man, de Dylan, hace unos cinco años. Pero este disco es mucho mejor. Todos los temas son country, la única excepción es Blue Monk, con música de Thelonious Monk y letra mía.

P. Prosigue, pues, su romance musical con Monk...

R. ¡Por supuesto! Mi amor por la música de Monk morirá conmigo. Monk es uno de los grandes. Para mí, fue como un hermano. Recuerdo la impresión que me produjo verle aparecer en el estudio el día en que íbamos a grabar Blue Monk con Max Roach (en Straight ahead, 1961). Quería ver qué hacíamos con su música. Cuando terminamos, vino hacia mí y me susurró al oído: "No seas tan perfecta".

P. Sin embargo, usted es más una "cantautora" que una intérprete de estándares en el sentido clásico.

R. Es cierto que no soy una cantante de estándares y tampoco una cantante de blues. Canto lo que escribo, mis letras hablan de cómo soy, de mi vida, de dónde vivo... no necesito hurgar en la vida de nadie que no sea yo misma para inspirarme.

P. Usted otorga una gran importancia a la letra.

R. Las letras lo son todo. Billie Holiday cantaba God bless the child thats got his own y Strange Fruit y qué puedes decir después de eso. Las palabras lo expresan todo y yo escribo mis propias palabras porque me apetece hacerlo. Lo necesito. Hablar de cuanto me aflige me permite soltar lastre. Bob Russell me animó a componer; luego aprendí a escribir canciones de verdad gracias a Billie Holiday. A ella y a Thelonious Monk.

P. Algún papel tuvo que jugar su ex marido, el baterista Max Roach.

R. Max es un músico y un compositor extraordinario; pero, para mí, fue antes que nada el mejor profesor que he podido tener. El hombre que puso un poco de orden en mi vida. Yo era un torbellino, arramplaba con cuanto encontraba a mi paso, lo rompía todo, y luego venía Max y ponía las cosas en su sitio. Hasta que vi que tenía razón y dejé de hacerlo. Ahí empezó mi verdadera carrera.

P. No se ofenda, pero me da la impresión de que usted abusaba de los privilegios de la belleza.

R. No me ofende. Toda mi vida he sido una mujer hermosa y eso es el mejor negocio que se puede hacer en este mundo. Te dejan hacer lo que quieras y consigues lo que ningún otro puede conseguir. Dios me bendijo con sus dones y mi madre me enseñó cómo utilizarlos.

P. Una belleza que la llevó al cine en el año 1956, con The girl can't help it, junto a Jane Mansfield. Me pregunto si su experiencia como actriz la ha ayudado sobre las tablas.

R. Yo no actúo nunca y mucho menos sobre un escenario. Sólo canto. Pero sí es cierto que también soy una actriz, y eso que nunca soñé con ser una "estrella". Mi carrera en el cine coincidió con un momento de ebullición en Estados Unidos, lo que me permitió tener como compañeros de rodaje a las grandes estrellas del momento, como Sydney Poitier o Ivan Dixon. Poitier me vio en Nothing but a man y me pidió que fuera su pareja en For love of Ivy. Pronto comprobé que es duro estar casada y rodar escenas de amor. Llegó un momento en que mi marido, Max Roach, no pudo más y me pidió que lo dejara. Y lo dejé.

P. Se les ha comparado a usted y a Poitier con Doris Day y Rock Hudson.

R. Le puedo asegurar que no teníamos nada que ver, en absoluto. Aparte de que, míreme bien: ¿me imagina como Doris Day?

P. Tampoco me la imagino a ella cantando jazz...

R. Yo tampoco (risas). Bromas aparte, le diré algo: no existe nada que se llame "jazz". Lo que llaman "jazz" es una forma de canción que trata sobre la existencia en su más alta expresión; es la mayor aportación de Estados Unidos al mundo. Mahalia Jackson, Ray Charles, Louis Armstrong, Coleman Hawkins, todos los que dieron su vida por este país... nosotros somos los que vinimos desde África y dimos vida a una nueva música en la ciudad de Nueva Orleans. Me siento afortunada de formar parte de todo ello aunque a veces tengo la sensación de que todavía no he hecho nada...

P. ¿Y qué me dice de la proliferación de nuevos cantantes en esa música que algunos llamamos jazz?

R. Por lo que a mí respecta, el panorama no resulta demasiado excitante. Es difícil ser consecuente con la música y pretender hacerse rico cantando. Billie Holiday cantaba sobre su vida en primera persona, Don' explain, My man don't love me

... yo sigo sus pasos: es mi vida y canto acerca del mundo en el que vivo. Hoy en día, la mayoría sólo piensa en el dinero y eso es un mal negocio. A mí no me preocupa el jodido dinero, estoy aquí para vivir MI vida.

P. ¿Estamos hablando de las mismas Diana Krall y cía?

R. Por lo que recuerdo, Diana es una buena cantante... pero, si me pregunta por verdaderas cantantes de jazz, yo le respondo: Shirley Horne. Y está muerta.

Abbey sings Abbey. Universal.

La cantante Abbey Lincoln.
La cantante Abbey Lincoln.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_