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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Sobre la historia (y sus réplicas)

La exposición que se ha inaugurado en las nuevas salas de la Ciudad Grupo Santander en Boadilla del Monte, Madrid, propone una reflexión sobre la memoria y el tiempo a través de la obra de once destacados artistas, algunos con piezas especialmente realizadas para la ocasión. La necesidad de revisar continuamente el pasado para reinterpretarlo desde el presente es una de las líneas principales de esta muestra.

SOBRE LA HISTORIA

Sala de Arte Ciudad Grupo Santander

Boadilla del Monte. Madrid

Hasta el 30 de junio

Inscripción previa en

el teléfono 902 027050

En Sobre la Historia, Gloria Moure tan sólo nos ha dado la primera y optimista mitad de su visión del tiempo perdido, y este hecho, en el contexto en que se produce la exposición, requiere una pronta y tranquila réplica. Estamos ante el trabajo de 11 firmas indudables, 11 autores que desafían cualquier manía crítica, a pesar del paisaje extático de la corporación que los arropa, la mejor ciudad posible de los poco fiables banqueros que, al menos, tienen el mérito de haber sido testigos activos de los hechos culturales que conforman la Historia, de establecer verdaderos cánones de autentificación para el arte. ¿Quién se atreve a plantear pegas frente a la rotunda vetustez de unos tapices flamencos o de los apabullantes murales de Sert que cuelgan en el amplio recibidor del museo de la Ciudad Grupo Santander como mistificaciones de la España negra de Gutiérrez Solana?

Más allá de estas reliquias, en Sobre la Historia lo que cuenta no es el tiempo, sino cómo se representa, o mejor, cómo éste alcanza a la narrativa para crear tensiones irreductibles. En ese orden, prácticamente pictórico, la postura del artista canadiense Jeff Wall es numantina. Analicémosla con un trabajo que no está en la exposición, pero que de haberlo incluido su comisaria, habría dado un giro coperniquiano a su tesis, más centrada en cuestionar nuestra comprensión del pasado a partir de unos trabajos ligados a la estetización del medio -el vídeo, la fotografía, el cine- que en ofrecer una visión, por así decir, profana (¿un sentimiento del tiempo "anticapitalista"?). La obra -no elegida- lleva por título The Storyteller (1986), y es una transparencia de tamaño mural en la que se ve a un grupo de personas nativas de la Columbia Británica sentadas en un terreno agreste cercano a un puente, en Vancouver. Un personaje cuenta una historia -el artista alude a un tiempo en que los hechos se transmitían de forma oral y se mezclaban mitos, ficciones y sucesos reales-, es alguien que representa los elementos esenciales de la memoria, los valores excluidos por el progreso capitalista. Sólo en momentos de crisis, esa memoria recobra todo su potencial, y es cuando los marginados la rescatan y la transmiten. Para Jeff Wall, los nativos de Canadá representan un típico caso de desposesión.

La obra de Jeff Wall guarda una relación casi mítica con esos paisajes sin tiempo de Giorgione y Claude Lorrain, donde la naturaleza es contemplada como un cuadro "pastoral", por el que pasan simultáneamente las generaciones. Nicolas Poussin -de él Bernini dijo que era il piu grande favoleggiatore (el gran narrador de historias)- es otro referente para Wall. Su pintura Paisaje con Diógenes (1648) contiene trazos parecidos a las fotografías que el autor canadiense toma en el terrain vague de las grandes urbes: en ella vemos al cínico griego como un ser que renuncia a lo material para abrazar la libertad y los valores de la naturaleza. La Arcadia de los nativos -diría un sartreano- es el único escenario posible para poder contar la Historia. Una historia cuya verdad sólo puede ser expresada a través de los ojos de los más desfavorecidos.

Boadilla del Monte, donde se

ubica el asentamiento bancario, tiene algo de terrain vague; también podría servir a la paleta de un plenairista, por su paisaje de olivos y sus campos de golf, muy cerca del extrarradio madrileño. Ya en el museo, observamos las obras de Jeff Wall seleccionadas por Moure. Se trata de tres composiciones de interiores, los bodegones Cuttings (2001), Logs (2002), Poppies in the Garden (2005) y el cézanniano Card Players (2006). Sam Taylor-Wood también recurre a las naturalezas muertas: en el filme A Little Death (2002), la artista inglesa graba la putrefacción de una liebre colgada y de una pieza de fruta. Y en Soliloquy (1998) elabora un montaje fotográfico que tiene como referencia La muerte de Chatterton (1856), del pintor Henry Wallis, cuya composición remite a su vez a La muerte de Marat (1793) de Jacques-Louis David. En The Greeting (1995), Bill Viola recrea La Visitación (1529) de Pontorno. What is Not And What Which Is (1992), uno de los trabajos más indiscutibles del artista neoyorquino, es una reflexión sobre la identidad a través de una videoinstalación con siete canales de proyección en blanco y negro. En After Leonardo (1973-2007), el cineasta británico Malcolm Le Grice utiliza una imagen que muestra los signos de deterioro de la Mona Lisa, filmando primero la fotografía del cuadro publicada en una revista y refilmando varias veces la cinta ya utilizada para degradarla.

Craigie Horsfield cuelga en una pared 16 retratos barrocos de personas anónimas. Son fotografías de seres que parecen haber sobrevivido a la disecación del poder. El tableau íntimo del autor inglés aparece enfrentado a tres enormes fotografías tomadas en las discotecas de Madrid; son casi abstracciones que han abandonado aquella asombrosa intimidad y dignidad estética que Horsfield revelaba en sus retratos en blanco y negro de los noventa.

Cristina Iglesias crea 12 dípticos sobre seda (Fuga a seis voces, 2007) que provocan en el espectador una confrontación nostálgica con diferentes espacios arquitectónicos por medio de una luz interior como refinamiento último de la energía. En las videoinstalaciones Conundrum (1995-1998) y CRUX (1983-1987) Gary Hill defiende lo indestructible humano como una esperanza o búsqueda de lo utópico. El vigor mágico del vídeo de proyección continua de James Coleman (Untitled, 19982002) obliga a observar una imagen (abstracta) como una manera de activar la conciencia de la percepción. La película en 16 milímetros de Tacita Dean Gellert (1998), tomada en unos baños de Budapest, se inspira directamente en la pintura La fuente de la juventud de Lucas Cranach; y Günther Förg organiza de manera exquisita la geometría de la modernidad a través de sus edificios emblemáticos. Finalmente, Rodney Graham presenta los trabajos menos "contemplativos" de la exposición, el filme dadaísta Lobbing Potatoes at a Gong (2006) y Awakening (2006), dos dípticos fotográficos realizados a partir de una imagen publicitaria de los setenta de la banda de rock Black Sabbath, en la que Ozzy Osbourne señala con gesto burlón a un anciano (el artista) tumbado en el banco de un parque (su otro banco). La insolubilidad narrativa de Graham participa de aquellas narraciones subalternas que Jeff Wall bosquejó en The Storyteller. Pero ésa es otra partitura.

Imagen de la película 'After Leonardo' (1973), de Malcolm Le Grice.
Imagen de la película 'After Leonardo' (1973), de Malcolm Le Grice.
'Card Players' (2006), de Jeff Wall.
'Card Players' (2006), de Jeff Wall.

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