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Reportaje:TEATRO

Las manos de Inés

Javier Vallejo

Hay actores artesanos. Otros son médium, y sobrecogen: parece que estuvieran poseídos por seres que atravesaron el túnel del tiempo, o que prestaran su voz a recuerdos congelados para siempre en la memoria del autor. Pienso en los de Tadeusz Kantor y, en general, en los educados en la tradición de la Europa del Este. Hay un tercer grupo: el de los artistas que se quitan de en medio para que aparezcan el personaje y su mundo sin interposición alguna. Un ejemplo: Maurice Benichou, protagonista de Je suis un phénomène, de Peter Brook, actor que no actúa, cable que deja pasar la corriente eléctrica. Otro muy diferente: los intérpretes del Théâtre du Soleil en Tambours sur la digue, llevados en volandas por compañeros vestidos de negro y encapuchados como los koken del teatro nô. Magníficas marionetas humanas. Tercer ejemplo: Inés Pasic, mitad bosnia de la compañía Gaia Teatro, intérprete de una sensibilidad extrema, que viste de negro de cuello a tobillos para fundirse con la oscuridad del escenario. Pasic nació en Mostar y estudió música en el conservatorio de Sarajevo, antes de la guerra que diezmó ambas ciudades. Era profesora de piano cuando conoció a Hugo Suárez, mimo peruano, en un curso que éste impartía en Bari (Italia). Juntos probaron a actuar con sólo una o dos partes del cuerpo, a convertir un brazo, una mano o un codo en un personaje entero, verdadero y con carácter, siguiendo una línea cuyo origen habría que rastrear en la memoria más profunda de la historia del teatro. El protagonista de Las aventuras de Ginocchio, espectáculo que los lanzó a una gira internacional, no es un muñeco, sino una de las rodillas de Hugo (ginocchi, en italiano). En Cuentos pequeños, que la pareja interpretó a lo largo de los años noventa por media España, el vientre de Inés, la frente de Hugo, las rodillas y los brazos de ambos se transforman, con ayuda de algún accesorio, en protagonistas de historias breves y luminosas como relámpagos. Cuentos pequeños es, sobre todo, una miniatura en la que cautiva, la delicadeza y la intensidad de las criaturas de Inés: ella desaparece para dejar que hablen su vientre o sus manos, pero está enterita en escena, como un taumaturgo que, una vez creado el mundo a su imagen y semejanza, lo deja a su libre albedrío, pero sin despreocuparse del todo de su suerte.

Ahora Inés y Gabriela Bermúdez han puesto en escena Los mundos de Fingerman, espectáculo en el que la actriz peruana se convierte en interlocutora del personaje que crea la bosnia con su mano izquierda: los dedos índice y corazón de Inés son las piernas de un hombrecito desnudo; el pulgar, un brazo; el resto de la mano, el torso, y una bolita al final de un alambre, la cabeza, que Inés maneja con su mano derecha, oculta por un guante negro. Fingerman, tal vez el primer hombre sobre la tierra, nace de la cópula de dos aves, aprende a caminar y a volar, cruza el océano en un barquito de papel, naufraga, se ahoga, es resucitado por sus creadoras y se sumerge en busca del pecio... Gabriela Bermúdez es la escenografía viva de este espectáculo: su cuerpo ondulante, el mar donde Fingerman bucea; su cintura, hogar de cangrejos y medusas (de nuevo, las manos de Inés). Luego, la actriz se transforma en serpiente y en manzana, en tierra suave que el hombrecito camina, cava y planta, en diosa que lo ayuda.

Bermúdez y Pasic son muy diferentes, y ejercen una seducción complementaria: la una, morena, expansiva, se exhibe sin pudor; la otra, blanca, de sensualidad contenida, permanece en segundo plano. Pasic cede el foco a Bermúdez, y acierta, pues deja para sí el protagonismo en la sombra. Actúa a veces con los ojos cerrados. Como Benichou, cuanto menos se muestra, más presencia tiene. Los mundos de Fingerman es uno de los espectáculos que valen realmente la pena en esta edición de Titirimundi, el Festival Internacional de Títeres que se celebra en Segovia del 11 al 18 de mayo, y que extiende sus actuaciones por otras ciudades de Castilla y León, y por pueblos de Madrid. Muchos festivales no merecen tal nombre: éste sí. Programa actuaciones mañana, tarde y noche, y en decenas de rincones de la ciudad, que se vuelve festiva y risueña.

Los mundos de Fingerman. Gaia Teatro. Segovia. Iglesia de San Nicolás. 11, 17 y 18 de mayo. Collado Villalba (Madrid). Casa Municipal de Cultura. 15 de mayo.

Imagen del espectáculo 'Los mundos de Fingerman'.
Imagen del espectáculo 'Los mundos de Fingerman'.

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Sobre la firma

Javier Vallejo
Crítico teatral de EL PAÍS. Escribió sobre artes escénicas en Tentaciones y EP3. Antes fue redactor de 'El Independiente' y 'El Público', donde ejerció la crítica teatral. Es licenciado en Psicología, en Interpretación por la RESAD y premio Paco Rabal de Periodismo Cultural. Ha comisariado para La Casa Encendida el ciclo ‘Mujeres a Pie de Guerra’.

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