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Crítica:ARTE | Exposiciones
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El mundo en un pañuelo

La fotografía y el collage son dos medios que revolucionaron la representación artística desde su misma aparición. Especialmente el segundo, ya que alteró el concepto de espacio, y a menudo del tiempo, de una forma radical. Y no es de extrañar que el collage naciera y se desplegara de la mano del cubismo, ya que éste, además de mentor, sería también su predecesor directo al mostrar un objeto, una figura o un paisaje simultáneamente desde ópticas distintas. Con la fotografía nació también el truco, la posibilidad de manipular y alterar la realidad. De la unión de estos ensayos y del collage vanguardista nacería el fotomontaje en plena era de Dadá, como una imagen de la realidad disparatada o comprimida y poliédrica. Muy pronto esa técnica vertiginosa arrasaría hasta llegar al Pop Art.

Cortar y pegar

Manuel Barbié Galería de Arte

Paseo de Gràcia, 66, 2º. Barcelona

Hasta el 8 de abril

En la exposición Cortar y pegar de la Galería Manuel Barbié no están los pioneros Hannah Höch ni Raoul Hausmann. Son nombres difíciles de encontrar disponibles en el mercado. Tampoco están Heartfield o Renau. Pero en cambio, Victoria Combalia -comisaria de la muestra- ha recopilado obra de otros autores que pone de manifiesto el interés que ha despertado el fotomontaje y sus derivaciones a lo largo del siglo XX, no sólo entre fotógrafos sino también entre pintores y algún que otro escritor. Y, como todas las recopilaciones de fotografía que suelen montar Barbié y Combalia, tiene un componente didáctico. Siempre se aprende algo de ellas. Si nos entretenemos viendo Cortar y pegar podemos ver las diferencias entre fotomontaje, sobreexposición y fotocollage. Cosas parecidas pero radicalmente distintas. También el catálogo resulta una aportación importante arropado con las biografías de cada artista.

Del variado conjunto cabe destacar la espléndida visión de Barcelona de Dora Maar, la mano de Jacques-André Boiffard o las de Jean Moral, las dos piezas fantásticas del húngaro André Steiner o las de Lucien Lorelle, en especial la onírica Caída de un cuerpo y el hermoso Homenaje a Picasso inspirado en las obras mediterráneas del malagueño. En el terreno de lo político cabe mencionar las tres obras, mucho más modernas en el tiempo, del ruso Alexander Zhitomirsky. Especialmente la de 1962, que presenta a un trasnochado Generalísimo Franco convertido en murciélago/vampiro que parece recién salido de una película de la Hammer con Christopher Lee. Una pieza que a lo mejor no es estéticamente la más interesante de toda la exposición pero sí, en cambio, es la más insólita y corrosiva.

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