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El vídeo irrumpe en el Reina Sofía

'TAN NUEVO, tan viejo, tan actual': con estas palabras se tituló la crónica que dedicó este periódico a la inauguración en el Reina Sofía de la muestra Primera generación. Y las cito porque me parece que condensan bien el entusiasmo con el que muchos de los asistentes a la misma recibieron una exposición que por su frescura y potencia ofrece un estimulante contraste con la deriva plúmbea a la que está entregado desde hace años el programa expositivo del que debiera ser el primer promotor de la experimentación, el riesgo y la contestación en la escena museística española. Y no sólo su más autorizado notario: que el Reina Sofía es tanto museo como centro de arte contemporáneo hasta que no se legisle lo contrario. Desde luego no le faltan apoyos y motivos a dicho entusiasmo, porque esta exposición incluye artistas cruciales en la historia del videoarte, desde las figuras ciertamente legendarias de Nam June Paik y Wolf Vostell -reconocidos como los padres de la criatura- hasta otros menos quizás conocidos pero igualmente significativos como son los casos de Juan Downey, Jaime Davidovich o Marta Menujin. En medio de estos extremos de la gradación de blanco a negro de la popularidad relativa al mundo del arte aparecen obras de artistas tan notables como Vito Acconci, Bruce Nauman, Valerie Export, Marta Rosler, Carolee Schneemann o Robert Whitman. Y en algún punto de esa misma gama, nuestros pioneros, nuestros fundadores: Muntadas, Eugenia Balcells, Joan Rabascall...

Las tendencias dentro del videoarte también están suficientemente representadas. Está, en primer lugar, la lucha contra la televisión comercial que, ya en los inicios de su implantación y difusión masiva en los años cincuenta, les resultaba un ominoso Moloch a quienes como Paik, Vostell et altri emprendieron contra ella combates quijotescos, sabotajes de ludistas. Pero también están los que se hicieron cargo de los desafíos conceptuales y de las sutilezas metafísicas impuestas por el propósito de darle un alcance y una consistencia artística a los usos y a los productos de la irrupción de la primera generación de cámaras de vídeo y de la primera oleada de su popularización.

Entre los vídeos exhibidos figuran el vídeo Center de Vito Aconcci y la crítica del mismo, ejemplificada por Face / Ings, una instalación videográfica de Takahiko Iimura, que impide que el espectador pueda verse como Narciso se veía en el espejo de las aguas. No faltan, no podían faltar, los vídeos que expresan y documentan la contribución de artistas como Jonas, Schneeman, Hannah Wilkie y tantas otras a la tarea de demoler los estereotipos de género establecidos por la cultura patriarcal que, exacerbados por el capitalismo, han terminado convirtiendo el cuerpo de la mujer en una imagen, que es también una mercancía.

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