_
_
_
_
_
Crónica:FUERA DE CASA
Crónica
Texto informativo con interpretación

Heterodoxos

Si tuvieran que regresar los heterodoxos, el mejor colocado en la parrilla de salida sería Albert Pla

Decía Chesterton -uno de los más lúcidos e irónicos heterodoxos católicos- que la Iglesia fabrica dogmas y levanta catedrales. Ya ni una cosa, ni la otra. Lo que ayer fue dogma, hoy es leyenda, cuento o error del pasado. Y las catedrales hace mucho tiempo que son otros edificios muy distintos a esos magníficos templos de la fe y del poder que los católicos, y otros monoteístas, levantaron durante siglos.

Y el mayor de nuestros intelectuales ortodoxos, el famoso autor de la Historia de los heterodoxos españoles, Menéndez Pelayo, ya se quejaba al final de su fundamental obra que una de las peores heterodoxias es el intelectualismo. Y dentro de los sospechosos de alta heterodoxia estaban intelectuales como Ganivet, Unamuno, Madariaga o Giner de los Ríos. Decía el bueno de don Marcelino que "el intelectualismo fabrica dudas y levanta telarañas religiosas". Y así sigue, allí está, pétreo y pensando lo mismo, observando tantas heterodoxias desde su lugar privilegiado en la Biblioteca Nacional. Él vuelve a ser guía de muchos que ahora están en la oposición, denunciando las heterodoxias de los malos que están en el poder.

Pandilla de herejes y cismáticos que un día, mejor dicho una noche, se atrevieron con la estatua de Franco. Y siguió la fiebre iconoclasta, tanto que pensaron retirar al gran ortodoxo de su lugar privilegiado. Pues no, igual que el pino junto a la ribera, no le moverán. ¡Dios la que se armó!, como decía el poco recordado Paco Candel, cuando Rosa Regás, activa, hiperactiva y heterodoxa directora de la Biblioteca, pensó mover de su lugar privilegiado a nuestro maestro de ortodoxos. Nada, que allí se quede... Pero, eso sí, nadie debería impedir que el hermoso jardín de la Biblioteca se adorne y aumente sus presencias, en piedras o bronces, que recuerden que la cultura española también tuvo algunos grandes, que para la estirpe de Menéndez Pelayo serían heterodoxos, pero para la inmensa mayoría fueron lo mejor de nuestra cultura. Por ejemplo, ¿cómo quedaría la cabeza de Machado, la que le hizo Serrano, en esos espacios de ortodoxia tanta? Creo que no sería imposible. La cabeza machadiana de Baeza allí se quedará, mirando a Úbeda, pero hay otra copia que Rosa Regás está a punto de traer a los jardines de la Biblioteca. Los lectores se lo agradecerán.

También lo hará esa pandilla de españoles poéticos que este domingo anda por Colliure. Buena gente que camina para hacer una pagana oración a pie de la modesta tumba del poeta que murió ligero de equipaje. Una peregrinación que muchos heterodoxos hemos hecho. A cada uno su vía láctea. Algunos de estos heterodoxos peregrinos son repetidores, como Ángel González o Chus Visor. Otros se estrenan, como García Montero, Almudena Grandes o Joaquín Sabina, que van con mucha fe poética. Yo creo que esta peculiar embajada, además de haber desertado de la guerra civil en las orillas del Manzanares entre atléticos y madridistas, allí están para convencer al viejo Antonio de que su estatua se traslade a ese lugar de Madrid. No está fácil porque en voz de Mairena dejó dicho que hay que huir de "escenarios, púlpitos, plataformas y pedestales. Nunca perdáis el contacto con el suelo, porque sólo así tendréis una idea aproximada de vuestra estatura". Y don Antonio, aunque fuera un hombre bueno, mantuvo su genio y figura más allá de su sepultura. Genio y figura hasta los infiernos. Por heterodoxo.

Si ahora hubiera que hacer un concurso de heterodoxos, si se atendieran las plegarias de Acebes para que volviera el espíritu de Menéndez Pelayo pero un poco menos intelectual, yo creo que el mejor colocado en la parrilla de salida podría muy ser Albert Pla. Está en Madrid, después de no haber sido quemado en Barcelona, y si los ortodoxos no lo impiden amenaza con seguir unas semanas en el Círculo de Bellas Artes. Su espectáculo, El malo de la película, es para mayores con muy poco reparos. Por ejemplo, no deben ir forofos del Barça, ni católicos, moralistas, ortodoxos, monárquicos ni conservadores. Tampoco estarán muy cómodos los socialistas, los catalanes y los españoles en general. Pero los que peor lo pasarán serán los hipocondriacos en general y los enfermos de alguna enfermedad mortal en particular. El resto, que vaya con cierta prevención porque el vitriolo del cantautor puede salpicar cuando menos te lo esperes. No mancha, pero deja huella en cualquier convicción que uno creyera razonable mantener. Eso sí, está especialmente recomendado para constructores, especuladores del terreno, campeones del ladrillo, ladrones de guante blanco y políticos corruptos en general. Esos sí, esos lo pasarán en grande, estarán como en casa, como en alguna de sus casas.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_