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Entrevista:THEO JANSEN | Creador de esculturas cinéticas | Carreras & capital humano

"Las empresas que buscan innovación deben aprender a respetar las ideas"

Cristina Delgado

Theo Jansen (Scheveningen, 1948), vaya donde vaya, sólo puede pensar en sus animales. No es que este artista holandés tenga una obsesión enfermiza con sus mascotas. Es que así llama a sus creaciones: esculturas cinéticas de más de tres metros de altura a las que dota de articulaciones, alas y patas. Las deja libres para que paseen solas por la playa gracias a la fuerza del viento. Y cada uno de sus animales, que tarda un año en crear y cuyas estremecedoras imágenes tienen mucho éxito en Internet, es en realidad una evolución del anterior y necesita cuidados continuos. La escuela de negocios EADA eligió a Jansen como ponente estrella para inaugurar su nuevo centro de innovación en Barcelona. Un artista entre hombres y mujeres con traje de chaqueta. Quería transmitirles que la empresa necesita creatividad. Y la creatividad se esconde incluso en los rincones de una gris oficina. Ya lo dijo en un anuncio que protagonizó para BMW: "Las barreras entre el arte y la ingeniería están en nuestra mente".

"Es esencial que los extremos se toquen para dar lugar a la inspiración"

Pregunta. Usted es artista, y esto, un acto de una escuela de negocios. ¿No le parece extraño estar aquí?

Respuesta. La verdad es que sí. Pero a veces es esencial que los extremos se toquen para que den lugar a la inspiración y a la innovación. Creo que los artistas pueden ser muy útiles para la gente de los negocios. Las mezclas son buenas en general.

P. Empezó siendo científico. Y ahora es artista. Pero su obra tiene grandes dosis de ingeniería. ¿Cómo se define?

R. En realidad estudié físicas, hace mucho tiempo, entre los sesenta y principios de los setenta. Nunca logré mi diploma, porque era la época de los hippies y me convertí en pintor. No era muy buen estudiante y me hice artista.

P. ¿Se le daba mejor la pintura que las matemáticas?

R. No sé si era mejor artista que físico, pero sí era más feliz. En los ochenta algo ocurrió: creé una especie de platillo volante. Lo lancé a volar en el pueblo donde vivía. Y causó conmoción. La gente salía a la calle a verlo, la policía estaba desconcertada, alguien lo grabó todo en vídeo y salió en televisión... De repente me convertí en un famoso local. Desde entonces ya no fui capaz de pintar. Había saboreado lo que supone llegar a la gente. Despertar su imaginación. Así que empecé a dedicarme a estas máquinas en los noventa. Es el trabajo de mi vida, que espero seguir haciendo hasta mi muerte.

P. Usted se dedica a crear, a innovar. ¿Se puede ser innovador también en un banco?

R. Sí. De hecho, en los bancos se innova mucho. La crisis les empuja a ser creativos a su manera. Tarjetas de crédito, depósitos... Se puede innovar en todas partes, y la gente que trabaja en un banco seguro que tiene más poder creativo del que cree. Ser artista es un trabajo y un modo de vida. Pero la innovación y la imaginación no son exclusivas de los artistas.

P. Innovar supone tiempo, y el tiempo cuesta dinero a la empresa. ¿Se lo puede permitir en crisis?

R. No se trata de estar innovando a tiempo completo, es cierto. Pero tampoco puedes ponerle reglas a la innovación, o cortarla porque vaya peor la economía. La innovación llega cuando quiere, y es necesario estar preparado para recibirla. En estos tiempos, las empresas deben, sobre todo, permitir que esta fluya. Deben tener paciencia.

P. ¿Podría poner su innovación al servicio de una empresa?

R. Mi innovación sólo les puede servir de inspiración. La creatividad empieza con los sueños. Creo el que quiera innovar debe ser capaz de soñar, y mi trabajo despierta eso. Es un sueño mío que camina. La imaginación es básica para crear.

P. ¿Cómo puede una empresa fomentar la innovación?

R. Es tan simple como respetar las ideas. El respeto es básico para que la gente deje fluir ideas. Deben existir lluvias de ideas donde nadie se sienta estúpido por decir cosas que parezcan extrañas. Porque suelen generar una idea siguiente. Si se ponen obstrucciones a los inicios, no llegará a ocurrir. En los negocios, la innovación llega abandonando la autopista principal y tomando carreteras secundarias en las que nunca ha estado nadie antes. La creatividad está en la realidad, uno sólo tiene que saber mirarla.

P. ¿Sería un buen jefe?

R. No. Creo que los gestores también deben tener una parte de creadores. Pero yo sólo soy artista. No sé nada de negocios. -

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Sobre la firma

Cristina Delgado
Es subdirectora y se encarga de la edición digital de EL PAÍS. Antes fue redactora jefa de Economía, sección en la que se incorporó al periódico, en 2008. Licenciada en Periodismo y en Comunicación Audiovisual, ha realizado el máster UAM-ELPAIS y posgrados de información económica y gestión.
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