Unas 2.500 personas exigen el cierre de las nucleares

El treintañero y sonriente sol del logotipo antinuclear volvió ayer a las calles de Barcelona en una manifestación que reunió a 10.000 personas, según la organización; 2.500, según la Guardia Urbana. Bajo el lema Cerremos ya las nucleares, un centenar de entidades participaron en la marcha, que salió de Pla de Palau y tras recorrer el Moll de la Fusta y la avenida del Paral·lel, finalizó en el parque de Les Tres Xemeneies, donde se ubica la sede de Endesa. La fecha coincidía con el día Mundial del Medio Ambiente.

La marcha transcurrió en un ambiente festivo, especialmente el bloque de los activistas de Greenpeace, un centenar de ellos llegados de toda España, acompañados de una charanga. Durante el recorrido se corearon consignas como "Mamá, no quiero nucleares", "Nucleares nunca más", "Nucleares ni aquí ni en Japón", "Con esta porquería, no crece la maría" y "Terrorismo estatal, energía nuclear".

El experto en energía y portavoz de la plataforma organizadora, Pep Puig, celebró que la protesta lanzó "un mensaje bien claro a los políticos y a las nucleares de que antes de que ocurra un accidente como el de Fukushima hay que cerrar las centrales". Al final de la protesta, el actor Pep Planas leyó un manifiesto que recuerda que tras el desastre de la central japonesa, el mismo país y "Alemania, Francia, Italia, Suiza y China paralizan proyectos de centrales y en todos lados la sociedad pide que se hagan planes para abandonar la energía nuclear". El texto exige al Gobierno y a las empresas propietarias un calendario de "cierre urgente" de las centrales españolas, que no se conceda la renovación del permiso de explotación de la central nuclear de Ascó (que caduca el 1 de octubre de este año) y que "se abandone definitivamente" el proceso de ubicación del Almacén Temporal Centralizado de residuos radioactivos, el cementerio nuclear.

Los organizadores también recordaron que "las viejas centrales españolas" sufren "de forma continuada averías, problemas técnicos y fallos de seguridad". Y aseguraron a través del manifiesto que en España "hay potencia eléctrica de sobra para prescindir de todo el parque de generación nuclear y garantizar el suministro y el establecimiento del sistema eléctrico".

El responsable de la campaña de energía de Greenpeace, Carlos Bravo, llegado de Madrid para manifestarse junto a otro centenar de activistas de Galicia, Cádiz y Albacete, se mostró satisfecho de que Barcelona acogiera una manifestación antinuclear. "No hubo ni manifestaciones durante el debate sobre el cementerio nuclear, fueron protestas locales". Bravo reconoció que la catástrofe de Fukushima ha sacudido la opinión pública sobre los peligros de la energía nuclear y denunció que el Gobierno japonés ha aumentado el nivel de radiación permitido en 20 veces respecto a la dosis de consenso internacional (de 1 a 20 milisievert al año).

La marcha de ayer contó con la presencia de varios representantes de ICV-EUiA y ERC. Por parte de los ecosocialistas acudieron su secretario general, Joan Herrera, y el cabeza de lista en las elecciones por Barcelona, Ricard Gomà. De ERC estuvieron su secretario general, Joan Ridao y el diputado Marc Sanglas.