_
_
_
_
_

'Aparece' la virgen de Rocallaura

El sacerdote devuelve la talla tras dos meses de tensión con los vecinos

En Rocallaura, un pequeño municipio de la comarca del Urgell (Lleida), se les ha aparecido la virgen. Tras dos meses sin ver la talla, muy venerada en la zona del valle del Corb, los vecinos pudieron respirar ayer tranquilos. El cura, la única persona que conocía el paradero de la virgen del Tallat, una talla del siglo XIV de mármol de 25 centímetros de altura, llegó ayer en taxi a la población acompañado por la preciada imagen que mantenía oculta, según él, por seguridad.

La curiosa pugna, que ha enfrentado a vecinos con su rector, llegó a su punto final cuando el párroco, que oficia misa desde hace 13 años en Rocallaura, depositó la virgen en la iglesia de Sant Llorenç. Preguntado por lugareños y periodistas sobre el paradero de la talla durante los últimos dos meses, el rector no quiso revelarlo. Pero para los fieles el secreto ocupaba ya un segundo lugar. "Lo importante es que la virgen vuelve a estar aquí", aseguró aliviado Lluís Cabré, un vecino del pueblo. Como él, creyentes y curiosos no quisieron perderse el regreso a casa de la talla y la recibieron con aplausos, lloros y cánticos, mientras increpaban al cura con gritos de "fuera, fuera" y "queremos explicaciones".

El cura indignó al pueblo al esconder la pieza, del siglo XIV, "por seguridad"
Un grupo de vecinos recoge firmas para pedir el relevo del párroco
Más información
'Milagro' en Rocallaura

Pero el enfrentamiento no ha hecho mella únicamente en la relación entre párroco y vecinos sino que las disputas entre familias y sectores del pueblo se han agravado durante esta última semana, una de las más tensas que recuerdan. "Se ha jugado con unos sentimientos muy fuertes", explicó Irene Companys, vecina del municipio. "Lo hemos pasado muy mal, el disgusto ha sido muy grande", concluyó.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Hasta ahora y desde hacía tres décadas, una familia de este municipio de poco más de 80 habitantes, Cal Miquel, custodiaba la talla a petición del rector de la época. Para las grandes celebraciones, devolvía la imagen a la parroquia y cuando estas terminaban, se producía el proceso inverso. Sin embargo, el pasado mes de junio, una vez finalizada la época de peregrinajes, el cura, Pere Lluís Ramon, se negó a devolver la talla a esta familia argumentando que debía permanecer en un lugar más seguro, decisión que originó un gran revuelo. "Guardábamos la virgen en una caja fuerte, nunca hemos tenido ningún incidente", explicó Mercè Marimon, miembro de la familia protectora.

La paciencia de los habitantes de Rocallaura se acabó el pasado 15 de agosto, festividad de María y, fecha tradicional de adoración de esta valiosa talla. Los vecinos confiaban en que su párroco expondría la virgen en el altar de la iglesia de Sant Llorenç, pero no fue así. En su lugar se encontraron una réplica de yeso que puede verse durante todo el año. Fue entonces cuando se vivieron los momentos de mayor tensión. A la salida del santuario, un grupo de vecinos exigieron explicaciones al párroco, que fue rodeado y perseguido hasta el coche. Agentes de los Mossos d'Esquadra tuvieron que mediar en el conflicto y escoltarlo. "Tiene un valor incalculable para nosotros, esta traición no se olvida", aseguró María Berguedà, que el lunes no quiso besar a la virgen "porque no era la original".

El alcalde de Rocallaura, Ramon Benet, aseguró ayer que el cura se había equivocado en sus acciones. "Reconocer los errores es de sabios y esto es lo que ha hecho ahora", explicó. Además, para que los hechos no se repitan, el objetivo del Consistorio pasa ahora por declarar bien de interés local a la virgen que ha suscitado tanta polémica. Benet no quiso confesar donde se va a guardar la preciada talla a partir de ahora, pero aseguró que, por el momento, la imagen estará en "un lugar seguro y conocido por el Consistorio", aunque la intención es que permanezca en el interior del santuario cuando se adopten las medidas de seguridad necesarias. Aunque son minoría, algunos residentes de este municipio del Urgell, como Asumpció Dalmau, están contentos con el desenlace de la situación. "La talla no tiene que estar en una casa particular, es mejor que esté en la iglesia" sostuvo.

Un grupo de vecinos recoge firmas para pedir el relevo del párroco, mientras que el alcalde aseguró que reconsiderará la decisión de acabar declarando al rector persona non grata en el municipio. El domingo, durante el Aplec del Tallat, se verá si la "aparición" de la virgen ha conseguido calmar los ánimos en esta tranquila localidad.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_