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AL CIERRE
Columna
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Aprender a esperar

Ramon Besa

A mucha de la gente de pueblo que vive en la ciudad les anima la esperanza de regresar a casa con la misma emoción que partieron en tiempos de estudio, momento en que el padre retenía al hijo para que cuidara del campo mientras la madre le ponía la maleta en la puerta para que se convirtiera en hombre de provecho porque no había hereu que sobreviviera de la tierra. Ambos tenían razón. La madurez de la mayoría de nosotros pertenece a mamá, de la misma manera que la vejez nos reconcilia con papá. La infancia es propiedad del pueblo: uno empezaba por pedalear, continuaba jugando a fútbol y alcanzaba la mayoría de edad el día que debutaba en una partida de butifarra en el bar.

A la que la mierda de los cerdos acabó con el pasto de las vacas, la alfalfa de los conejos y el maíz de los pollos y los asiáticos resultaron más baratos que las payesas catalanas reconvertidas en obreras textiles, a muchos niños de pueblo no les quedó más remedio que buscarse la vida. Aunque a la mayoría le ha ido bien antes del paro, también se cuenta quien tuvo que regresar al campo antes de tiempo, sin honor ni ganas, consciente de que tampoco había mucho que hacer en casa, donde las cosas van a peor.

Quien sabe cuidar de un huerto sabe cuidar de sí mismo

El ir y venir, la prisa por escapar del desconcierto me lleva de nuevo a la sabiduría popular, y recuerdo el consejo de un vecino venerable antes de mi partida: "El campo y los animales no saben de libros, así que estudia y aprende todo lo que puedas, pero recuerda que quien sabe cuidar de un huerto, sabe cuidar de sí mismo". Pocas faenas resultan más entrañables, exigentes y provechosas que la de atender a las plantas y hortalizas que se renuevan en un trozo de tierra en función de las estaciones. A partir de su cultivo, se aprende a mimar, contemplar, renegar y sobre todo a aguardar, la mejor receta frente a la cultura de la instantaneidad que nos atrapa.

Así se entiende que los huertos se extiendan a las escuelas de la ciudad y que doctoras en biocultura como Ángeles Parra digan: "Enseñar a un niño a hacer un huerto es enseñarle a esperar". Ya sabe mamá que le tengo dicho a papá que volveré para cuidar de su huerto aunque antes tenga que regresar a la escuela para aprender de payés.

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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