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Los ancianos de Barcelona reclaman el derecho a una muerte digna para evitar el sufrimiento

El III Congrés de la Gent Gran de Barcelona, que se clausuró ayer en el Palacio de Congresos de Montjuïc, acordó incorporar entre sus conclusiones la reivindicación del derecho a una muerte digna, "evitando las situaciones de sufrimiento innecesario y degradación sin esperanza de mejora". Ésta fue una de las propuestas que generaron más discusión durante el debate de las ponencias. Los 1.500 congresistas expresaron su deseo de que se les deje de considerar sujetos pasivos y reclamaron participar en la construcción de una ciudad donde tengan cabida "todas las edades".

El presidente de honor del congreso, Antoni M. Badia Margarit, destacó la valentía de los congresistas al plantear el derecho a una muerte digna, una cuestión que, como se indica en las conclusiones del congreso, "despierta opiniones y sentimientos muy variados y no hay que silenciarla, sino que es positivo facilitar la información y el debate para que los tabúes y los miedos no anulen la capacidad y el derecho a decidir de cada persona". La propuesta en la que se reclama el derecho a poner fin a la propia vida en situaciones de degradación física irreversible fue rechazada durante el debate en comisión de la ponencia Ciclo vital y envejecimiento satisfactorio, al no alcanzar el 50% más 1 de los votos. Sin embargo, puesto que logró más del 20% de los votos de los miembros de la comisión, el autor de la propuesta pudo presentarla y defenderla posteriormente en el pleno del congreso, que la aceptó por mayoría. El III Congrés de la Gent Gran, que ha congregado a 1.500 personas bajo el lema És gran ser gran, aprobó un manifiesto en el que los participantes en el foro expresan su preocupación por la escasez de residencias geriátricas públicas en la ciudad. Los congresistas, sin embargo, no omiten que la mayoría de los ancianos prefieren envejecer en casa, y por ello piden también más recursos para la atención domiciliaria. "Los datos de que disponemos indican que la mayoría de las familias no desean abandonar sus responsabilidades en lo que se refiere al cuidado de los ancianos, únicamente necesitan ayuda para afrontarlas", se indica en las conclusiones de la ponencia Hacia una ciudad comprometida: innovación y calidad de los servicios para la gente mayor. A diferencia de la propuesta sobre una muerte digna, la petición de un aumento de las pensiones fue defendida a una sola voz por los congresistas. En las conclusiones se reclama que el incremento de las pensiones sea lineal y no porcentual, ya que esta última fórmula "no consigue mejorar las pensiones más bajas". También solicitan que las pensiones de viudedad "tiendan al 100% de la base reguladora del cónyuge con los correspondientes aumentos anuales", y denuncian que las mujeres en situación de viudedad cobran menos que los hombres. En el terreno sanitario, los congresistas reclaman que la reforma de la atención primaria se extienda en toda la ciudad y que se enfoque más hacia la prevención. "Es necesario que se facilite una asistencia personalizada, no centrada en la prescripción de medicamentos, y en la que la tarea del médico de familia evite la continuada derivación a especialistas". Los ancianos piden también que se escuche su voz en el diseño urbano de la ciudad. Quieren, por ejemplo, que el Ayuntamiento no conceda licencias a proyectos que no prevean facilitar la movilidad de las personas mayores. Al margen de las peticiones concretas detalladas en las conclusiones, tras todos los debates e intervenciones del foro ha subyacido una única reivindicación: que las personas mayores puedan conservar su independencia. Los ancianos de Barcelona, que rehúsan el término tercera edad, están cansados del "paternalismo" de las administraciones y de la visión "distorsionada" que la sociedad tiene de ellos. "El envejecimiento no justifica que nos retiremos de la vida social o que arrinconemos nuestras ganas de participar y nuestras ilusiones", se indica en el informe . "Somos personas con capacidad de iniciativa y queremos participar activamente en las gestiones para la defensa de nuestro colectivo y en la construcción de una sociedad más justa y solidaria", se agrega. Los ancianos de Barcelona advierten que su colectivo va engrosándose progresivamente -el 20% de los barceloneses tienen más de 65 años- y añaden: "El envejecimiento no es una cuestión que pertenezca exclusivamente a la gente mayor".

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