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Baltasar proyecta llevar agua del Segre a Barcelona a través del Cadí

La Generalitat encarga diseñar una tubería por la galería de servicios del túnel

La oposición (CiU) dice que es un trasvase y el Gobierno catalán lo niega, pero el hecho es que el Departamento de Medio Ambiente ha autorizado a la Agencia Catalana del Agua que encargue el proyecto que permita llevar agua de la cuenca del Ebro hasta la del Llobregat. El hecho fue reconocido ayer en los pasillos del Parlament por el consejero de Medio Ambiente, Francesc Baltasar, quien matizó que no se trata de un trasvase porque no habrá una instalación estable, sino que será algo provisional. Baltasar hizo el comentario a Ramon Espadaler y Artur Mas.

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El proyecto incluye tomar agua del Segre (un río que pertenece a la cuenca del Ebro, del que es afluente) y bombearla hasta la galería de servicios del túnel del Cadí. En ésta, que es amplia, se instalaría una tubería que llevaría el agua hasta la otra vertiente de la montaña para volcarla en el río Llobregat justo antes del pantano de La Baells. El punto de toma de agua se situaría, probablemente, en la localidad de Prats.

Este diario intentó repetidamente recabar ayer la opinión de Francesc Baltasar, sin resultados. El portavoz de la Agencia Catalana del Agua fue contundente: "No estamos autorizados a comentar nada". A la pregunta de si desmentía el encargo del proyecto a una empresa, la respuesta fue negativa. No había desmentido, tampoco confirmación.

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El diputado Ramon Espadaler, que fue consejero de Medio Ambiente en el último Gobierno de CiU, preguntó ayer en el Parlament hasta tres veces a Baltasar si habría o no trasvase, y otras tantas invitó al consejero a subir a la tribuna y decir con claridad en sede parlamentaria que no pensaba hacer esa obra. Baltasar calló en las tres ocasiones.

Poco después, fue el presidente del grupo parlamentario de CiU, Artur Mas, quien planteó el asunto al presidente del Gobierno catalán, José Montilla. La respuesta de éste fue contundente, en apariencia: "Traeremos agua de donde haya". Y a continuación matizó: "Pero una cosa es traer agua ocasionalmente para una situación excepcional, coyuntural, temporal, y otra cosa son trasvases, que éste Gobierno no apoyará, ni hará ni apoyará".

La clave, pues, está en el contenido de la palabra trasvase. CiU, explicó Espadaler, entiende que se hace un trasvase cuando se lleva agua de un río a otro. En este caso, desde el Segre, perteneciente a la cuenca del Ebro (y gestionado por la Confederación Hidrográfica del Ebro, dependiente del Ministerio de Medio Ambiente), al Llobregat, un río incluido en las denominadas "cuencas internas", que son administradas por el Gobierno de la Generalitat. La opinión de CiU es clara: no rechazan los trasvases por principio. Más aún, creen que el que hay que abordar es el que, en su opinión, solventa los problemas de modo definitivo: el del Ródano.

Al proyecto se opondrán quienes ahora utilizan el agua del Segre. Así, Josep París, presidente de la Comunidad de Regantes del canal Segarra-Garrigues, afirmó ayer: "Para los regantes, la propuesta de trasvasar agua desde la cabecera del Segre a Barcelona es una mala noticia porque afectará negativamente a 150.000 hectáreas de regadíos de Lleida y al abastecimiento de un centenar de poblaciones. Pensamos que el agua del Segre es intocable, aunque comprendemos que en una situación de emergencia se tenga que pensar en las personas. Cuando se construyó el pantano de Rialb se hicieron previsiones de caudales para riego y abastecimientos urbanos; pero si se coge agua de la cabecera del Segre, las concesiones quedarán desvirtuadas. Pedimos al Gobierno que reconsidere la propuesta porque en este momento el agua del Segre es justa. En los pantanos de Oliana y Rialb sólo hay 67 hectómetros cúbicos, entre los dos, 34 menos que hace un año, y si no llueve en las próximas semanas, nosotros tampoco podremos salvar las cosechas", informa Lluís Visa.

Ramon Carner, presidente del Canal d'Urgell, tampoco aplaude la iniciativa de Medio Ambiente: "El proyecto de llevar agua desde la cabecera del Segre a Barcelona no es tan fácil ni rápido ya que, aparte de las obras necesarias, comportaría numerosos trámites administrativos. Se tendría que negociar con la Confederación Hidrográfica del Ebro, responsable de los ríos de la cuenca, y expropiar a los usuarios (regantes, poblaciones e hidroeléctricas). Esperemos que llueva pronto y no se tenga que hablar de esta propuesta. Hay otras alternativas más lógicas y seguras que la del Segre. Donde hay más garantías de agua es en los tramos finales de los ríos, y no en su origen".

EL PAÍS (Fuente: Departamento de Política Territorial y Obras Públicas de la Generalitat)

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