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Barcelona cierra el restaurante del Fórum tras gastar en él tres millones

El local de lujo aguanta menos de tres años pese a las cuantiosas ayudas públicas

El lujoso restaurante Klein, situado en una de las caras del edificio Fórum, cerró sus puertas en julio pasado después de que el Ayuntamiento de Barcelona invirtiera tres millones de euros para abrirlo en 2006. Tras funcionar a medio gas dos años y medio, el restaurante ha cerrado como todo el espacio del edificio Fórum para adaptarse a su nuevo destino: el Museo Nacional de Ciencias Naturales. La sociedad municipal BSM, que ha gestionado hasta ahora el edificio Fórum, no aclara el futuro del restaurante. La página web del Klein contiene un escueta nota en la se que habla de "cierre provisional". Otras fuentes municipales apuntan que el local se convertirá en otro tipo de restaurante o cafetería, no de lujo, para dar servicio al futuro equipamiento y sus visitantes.

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La cuenta de resultados del restaurante Klein en los algo más de dos años de vida es un misterio. La oposición (CiU y el PP) no ha obtenido respuesta a las preguntas que ha formulado en más de una ocasión sobre el balance de un restaurante que explota el Ayuntamiento de Barcelona. El Consistorio destinó algo más de 2,3 millones de euros a las obras de la amplia superficie que ocupa en uno de los lados del triángulo que diseñaron los arquitectos Herzog & De Meuron, el que mira hacia el Centro de Convenciones de Barcelona.

El resto de lo invertido, unos 800.000 euros, se destinó al acondicionamiento del interior del local, capítulo que engloba todo: desde las lámparas, pasando por todo el equipamiento de cocina, hasta los detalles del servicio, como la cubertería. El restaurante se ajustó a las indicaciones de los arquitectos y por eso el interior del local -con una capacidad para 160 personas y un reservado para 25- es una repetición de las placas doradas y plateadas de la parte inferior del edificio. Esa decoración, junto con unas grandes cristaleras, daba al restaurante un aire de lujo que se reflejaba en la cuenta: entre 50 y 100 euros por comensal.

Además de ponerlo en marcha, el Ayuntamiento estableció un contrato de explotación del restaurante con la empresa Barcelona Culinaria, SL como concesionaria y estableció que la sociedad municipal PATSA -que actuaba por delegación de otra sociedad municipal, Barcelona de Serveis Municipals- pagaría a Barcelona Culinaria 165.000 euros a lo largo de los dos años iniciales del contrato: 20.000 euros cuando se suscribió, a finales de 2005, y 24 pagas mensuales a razón de poco más de 6.000 euros.

La sociedad municipal PATSA lo gestionaba todo, desde la contratación del personal -la formación era responsabilidad de Barcelona Culinaria- hasta la contratación de servicios y compras a proveedores. Tanto CiU como el PP se opusieron a la decisión de que el Ayuntamiento montase y gestionara un restaurante de lujo. "Parece poco apropiado que dinero del contribuyente se destine a restaurantes de lujo", sostiene Joan Puigdollers, edil de CiU. La idea de los responsables municipales cuando impulsaron el restaurante era que la proximidad al Centro de Convenciones Internacional de Barcelona (CCIB) y el hotel Princess aportaría clientes al negocio. Una previsión que no se llegó a cumplir. "Gran parte de la clientela del Klein eran cuadros de gestión y dirección de diferentes administraciones, sobre todo del propio Ayuntamiento", apunta el edil del Partido Popular Xavier Mulleras. De ello dan fe algunas de las facturas de las cuentas de la sociedad PATSA revisadas por CiU correspondientes al año 2007.

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Por ejemplo, una de ellas era del 4 de diciembre de 2007 por un importe de 14.240 euros y correspondía a una comida de 160 personas. Otra del 21 de febrero de 2007 de 1.722 euros y una tercera de 300 comensales el 21 de marzo de 2007 por un importe de 13.482 euros. Hay más. Portavoces municipales justificaron a las preguntas de este periódico que las comidas que organizaba y pagaba el propio Consistorio en el Klein "eran una estrategia que servía para dar a conocer el restaurante". Es decir, para darle publicidad.

Ni CiU ni el PP han obtenido información de las cuentas del Klein correspondientes a 2007 y 2008. Este diario tampoco obtuvo respuesta, salvo que se "explicarán" mañana en el Ayuntamiento.

Mientras, el edificio del Fórum, cerrado a cal y canto, da muestras de deterioro. Además del color de su fachada -en algunas zonas perdido-, a través de los cristales de lo que fue la entrada del Klein se percibe el mal estado general, con goteras incluidas. También se ven desperfectos en algunas de las placas doradas que lo decoran. Lo que fue proyectado como una plaza cubierta se ha convertido en lugar de divertimento de skaters y en una zona desangelada.

El edificio costó finalmente algo más de 110 millones de euros y permanece cerrado a la espera de que se acometan las obras que convertirán sus 8.000 metros cuadrados en la sede del Museo Nacional de Historia Natural, proyecto que impulsa el Instituto de Cultura de Barcelona (Icub) y que se está realizando de acuerdo con sus autores, Herzog & De Meuron. Precisamente, varios responsables municipales confían en que su conversión en un importante museo sirva para que un edificio tan singular salga del letargo e infrautilización en que ha estado sumido, algo en lo que también influirá el futuro desarrollo de la zona, especialmente cuando funcione el campus universitario de Llevant.

Fachada del edificio Fórum, en el que se abrió el restaurante Klein.
Fachada del edificio Fórum, en el que se abrió el restaurante Klein.TEJEDERAS

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