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Reportaje:

Blogs del siglo XV

Una página web permite leer diarios personales escritos en los últimos 600 años

José Ángel Montañés

Cada minuto se crea un nuevo blog en Internet. Estas bitácoras digitales en las que el autor pone por escrito vivencias, opiniones y gustos no paran de crecer y son millones las personas que cada día actualizan sus datos y los ponen a disposición del resto de la humanidad. Pero la creación de diarios y memorias personales tiene varios siglos de historia. Algunos de estos antepasados de los blogs actuales, en concreto 136 documentos escritos en primera persona entre los siglos XV y XIX, ya están al alcance de todos, tras la presentación, hace unos días, del portal www.memoriapersonal.eu.

Escritos por nobles, militares, clérigos, mercaderes, pero también por campesinos, los dietarios, según el responsable del proyecto, Oscar Jané, del grupo de investigación Manuscrits de la Universidad Autónoma de Barcelona, "permiten conocer la vida cotidiana y aspectos de la mentalidad que escapan a la documentación oficial que ha servido, tradicionalmente, para contar la historia, de la que pueden ser un complemento perfecto". El proyecto, que arrancó hace cinco años, espera alcanzar el medio millar de documentos en breve, gracias a la colaboración de 28 entidades, entre archivos, bibliotecas, fundaciones y universidades, que se han empeñado en que esos escritos personales vean la luz. Jané espera que tras lanzar el proyecto a la web haya muchas personas que se animen a dar a conocer otros documentos parecidos conservados como una reliquia familiar. "Son una fuente inmensa para la investigación histórica y filológica", defiende.Antoni Simon, el catedrático de Historia Moderna de la UAB, durante la conferencia inaugural del congreso internacional Construcción y proyección de la memoria personal en la Europa moderna, celebrado en Barcelona, aseguró que Cataluña es precisamente uno de los territorios con mayor producción, junto a Inglaterra y el norte de Italia, de este tipo de documentos. El experto atribuyó esta proliferación a la tradición de escritura que existe en esta área, frente a la cultura preponderantemente oral de los países nórdicos.

Para Simon, el hecho de que un gran número de estos dietarios descubiertos, algo más de una cuarta parte (el 26%), provenga del ámbito rural está vinculado al mundo de las masías, la propiedad de la tierra y la necesidad de dar a conocer a las generaciones futuras la experiencia acumulada.

Así, en muchos de esos textos se explica cómo superar los desastres de la guerra o una mala meteorología, y se dan consejos para gobernar correctamente la propiedad. Es lo que recoge, por ejemplo, el dietario comenzado por Salvador Bellsolell en 1666, que fue seguido después por sus hijos y descendientes, los cuales anotaron todo tipo de novedades, y que mantuvieron en uso los responsables del patrimonio familiar hasta 1838. En él se puede ver cómo el campesino catalán sobrevivió a la Guerra de Sucesión y cómo empleó los vínculos que se crean con el matrimonio para aumentar y conservar la propiedad, así como las noticias que llegaron a Cataluña (en concreto al Maresme) sobre la revolución en Francia y el impacto de la guerra en el continente.

Sin duda, un autor de este tipo de textos que llevó su afición al máximo fue Miquel Parets, un artesano barcelonés que a la tierna edad de 16 años comenzó un dietario que llegó a ocupar 40 volúmenes en los que recogió todo lo que vivió y conoció entre 1626 y 1660.

Así, en sus páginas quedaron anotadas la Guerra dels Segadors, la peste de 1651, el sitio de Barcelona de ese mismo año, los precios que tenían entonces algunos productos básicos, pero también las fiestas y celebraciones que se organizaban en Barcelona en ese momento y un buen número de detalles de la vida cotidiana. Su obra es tan importante que la editorial Barcino la va a publicar y el próximo 30 de noviembre presentará el primer volumen, que han titulado Crònica de Miquel Parets.

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Otros, más modestos, solo escribieron 15 folios. Es el caso de Peret de Vilanova, que, pese a la brevedad del texto, tuvo claro que el dietario que comenzó en 1551, en el que explicó el momento histórico que le tocó vivir y la historia de su familia, perduraría en el tiempo. Por eso lo tituló Memorias para siempre. A Peret le gustaría saber que su vida y la de los suyos ya no se perderán nunca.

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Sobre la firma

José Ángel Montañés
Redactor de Cultura de EL PAÍS en Cataluña, donde hace el seguimiento de los temas de Arte y Patrimonio. Es licenciado en Prehistoria e Historia Antigua y diplomado en Restauración de Bienes Culturales y autor de libros como 'El niño secreto de los Dalí', publicado en 2020.

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