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Crónica:LA CRÓNICA
Crónica
Texto informativo con interpretación

Bombazos, fotografías y atmósfera

Enric Company

Hay cosas que forman parte de la atmósfera civil que respiramos. Por ejemplo, los nombres de las calles, los monumentos conmemorativos o de homenaje a personalidades, las placas que recuerdan hechos del pasado. Viajas de una ciudad a otra y notas que la atmósfera es algo distinta, y a veces no sólo es por cómo la temperatura y la humedad filtran la luz del sol, sino también por detalles como éste.

En Barcelona se ha trabajado mucho desde el fin del franquismo en la eliminación de elementos que durante décadas habían contribuido a crear el medio ambiente propio de la dictadura, que proclamaban en fachadas, iglesias, calles y parques quién mandaba en el país y por qué. Es decir, recordaban que mandaban por haber ganado una guerra. Ayer se presentó una experiencia que es como un negativo de aquella situación. Es una producción de refotografía, como según su autor, Ricard Martínez, han bautizado en Inglaterra la nueva técnica artístico-comunicacional usada para el experimento. Consiste en colocar en determinados puntos de la ciudad, al aire libre, grandes fotografías de hechos acaecidos en el mismo lugar durante la Guerra Civil. Un recordatorio contundente. Tiene la particularidad de permitir que el observador se sitúe en el mismo punto desde el que se tomó la fotografía y vea las diferencias, 70 años de diferencias.

Un experimento de 'refotografía' recrea los escenarios de bombardeos de la guerra

Se han escogido cinco fotografías. Cuatro muestran los destrozos provocados por bombas de aviación y en la otra se ve a un grupo de barceloneses mirando al cielo en el que volaban los aviones fascistas. Esta última es obra de Robert Capa y fue tomada en los Jardinets del paseo de Gràcia en enero de 1939, pocos días antes de que Barcelona cayera en manos de los franquistas. En la calle de la Mediterrània del barrio de la Barceloneta se ha instalado una imagen obra no se sabe si del fotógrafo de prensa Josep Brangulí o de uno de sus hijos, Joaquim y Xavier. Unos vecinos contemplan el cráter creado por una bomba de aviación que acababa de matar a unas personas que hacían cola en una lechería, a un barrendero y a su caballo. En la Gran Via, cerca del cine Coliseum, se han colocado dos fotos que muestran los daños provocados en marzo de 1937, el momento álgido de los bombardeos llevados a cabo por los aviones enviados por Mussolini en ayuda de sus correligionarios españoles. En La Rambla, a la altura de la plaza Reial, puede contemplarse cómo quedó el lugar después de un bombardeo. Tomó la foto Ramon Parera, un ingeniero de la Junta de Defensa Pasiva que construía refugios subterráneos para proteger a los ciudadanos de los bombardeos. En este punto podía comprobarse ayer la total y absoluta indiferencia de los numerosos viandantes, turistas y no turistas, ante la presencia del recordatorio. Decenas de personas atendían junto a él a los movimientos de una de las estatuas vivientes que animan el paseo, con un éxito abrumadoramente superior al logrado por la refotografía.

De ilusión también se vive, y Ricard Martínez decía ayer al presentar su experimento: "Colocas la foto y es como un revulsivo". Puede. Pero en realidad lo que más define el asunto es que en estos días puedes quedar en Barcelona con un amigo junto a la gran foto del bombazo del Coliseum, mientras en Santander, pongamos por caso, puedes quedar en la esquina de la calle del General Mola, el ideólogo de la sublevación contra la República, con la plaza del falangista Matías Montero. O en Madrid, si quieres, puedes quedar frente a la placa con que el Ayuntamiento franquista conmemoró hace décadas el llamamiento que José Antonio Primo de Rivera hizo a la juventud para salvar a España el día de 1932 en que fundó el partido amigo de Mussolini, la Falange, en el teatro de la Comedia.

Es decir, hay atmósferas y atmósferas, dicho sea sin ánimo de señalar ni de presumir, sino de respirar.

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Fotografia de Robert Capa colocada en el mismo lugar donde fue tomada en 1939.
Fotografia de Robert Capa colocada en el mismo lugar donde fue tomada en 1939.M.SÀENZ

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