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ELECCIONES 2008 | Campaña electoral

Botella tampoco llega a fin de mes

La mujer de Aznar azuza el miedo a la crisis en Cornellà

Ni más ni menos que a Cornellà de Llobregat se desplazó ayer Ana Botella para quejarse de lo mucho que les ha subido la hipoteca, a ella y a su marido -el ex presidente del Gobierno José María Aznar-, por culpa, dijo, del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Parece que Botella tiene dificultades para llegar a fin de mes, las mismas que la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, lamentó en un libro. "Todos los que tenemos una hipoteca sabemos que en 2008 necesitamos 300 euros más al mes y 200 euros más para comprar lo mismo que en 2004", clamó Botella. Lo hizo en un mitin al que asistieron un centenar de personas, en su mayoría pensionistas.

La edil madrileña, que al mediodía se codeó con el empresariado en una comida privada en el Círculo del Liceo, insistió por la tarde en el mensaje catastrofista que el PP adopta en economía. Su bolsillo, sin embargo, no notará la recesión económica. Famaztella, la empresa familiar de Botella y Aznar, ingresó un millón de euros entre los años 2004 y 2005, a los que hay que sumar 210.000 euros anuales de sus respectivos sueldos.

Más difícil de costear se antoja la subida de precios y de hipotecas para el público al que se dirigió Botella en Cornellà, una localidad crecida con la emigración de las décadas de 1950 y 1960, concentrada en barrios obreros como el de San Ildefonso. En el cinturón rojo del Baix Llobregat, los populares cosechan pobres resultados en la población que el presidente de la Generalitat, José Montilla, gobernó durante 19 años.

El presidente de los populares catalanes, Daniel Sirera, se encargó de recordar a la figura del ex alcalde de Cornellà y se arrancó con un compromiso: "Después del 9-M iremos a por Montilla y lo sacaremos de la Generalitat", dijo, no sin antes criticar que Convergència i Unió y Rodríguez Zapatero quieran, a su juicio, hacer lo mismo. Sin embargo, "echando a Montilla" estos dos partidos "mercadean con las instituciones catalanas".

Sirera se deshizo antes en halagos hacia Botella. Pese a que ella le llamó "presidente provincial" del partido, él se esforzó a ganarse su favor, con lapsus incluido: "Haremos que el próximo presidente del Gobierno sea Aznar", proclamó. Quien no pudo hacer gala del "subidón" que, según ella, le provocan los discursos de los líderes del PP fue Dolors Nadal, candidata por Barcelona, que se encontraba en reposo por afonía.

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