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Chemical Brothers, los hermanos tecnológicos

Se llaman Chemical Brothers, pero no son hermanos -una mentira- aunque parte de su público acuda a la química para bailar -una mentirijilla-. Sus nombres son Tom Rowlands, es el que se parece a Pluto, y Ed Simmons, el que por su aspecto podría vociferar cada sábado en el campo, pongamos, del Chelsea. Lo cierto es que ambos juntos pueden hacer vociferar a una multitud con su música. Lo hicieron este verano en Benicàssim, donde si no llega a ser porque reventó algo del equipo, hubiesen conseguido un éxtasis colectivo con sus briosas y apabullantes composiciones. Es lo que se espera esta noche en Barcelona, que apabullen con los temas de Surrender, su tercer y último larga duración. El concierto, inicialmente previsto en el Zeleste, ha tenido que ser trasladado al Palacio de los Deportes, donde a partir de las diez de la noche los hermanos químicos descargarán su electrónica rockera, también llamada big-beat, ante un público que por lo general no suele estar compuesto únicamente por amantes de la electrónica. Ése es el logro comercial de los Brothers, haber sobrepasado los límites de las discotecas para llegar incluso al público generalista, un público que sólo en Estados Unidos les permitió vender 1,5 millones de ejemplares de Exit planet dust, segundo disco del dúo. El caso es que si esta noche los Chemical comienzan su concierto como en Benicàssim, empalmando Hey boy hey girl, Music response y Block rockin" beats, el Palacio de los Deportes puede alcanzar el punto de ebullición.- L. H.

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