_
_
_
_
_

La familia Andreu, el Tramvia Blau y la agonía tras Javier de la Rosa

El terreno que ocupa el parque Tibidabo no había sido hasta ahora de propiedad municipal. El Ayuntamiento de Barcelona no ha dejado de aprovechar la oportunidad de la subasta pública para hacerse con las instalaciones. El parque está unido a la vida de cuatro generaciones de barceloneses, pero de forma especial a la de la familia Andreu, la misma que poseía el célebre laboratorio del mismo nombre que comercializaba unas famosas pastillas contra la tos. La historia del Tibidabo ha ha conocido etapas muy distintas. Durante 90 años fue propiedad de un grupo de empresarios encabezados por la familia Andreu. Las cosas cambiaron radicalmente cuando en 1988 esta familia vendió la empresa a una empresa controlada por el financiero Javier de la Rosa. Esta es la cronología del parque Tibidabo.

Más información
Una audaz negociación entre Pimentel y Clos dio la vuelta a la subasta en 24 horas

1899. El doctor Salvador Andreu compra la finca que ocupa el parque a la familia Parés Cayrol y la empieza a urbanizar.

1901. La empresa creada por Andreu decide comunicar la montaña con Barcelona y construye el Tramvia Blau, que enlaza el barrio de Sant Gervasi con la falda del Tibidabo. También se construye un funicular para conectar ésta con el parque, en la cima de la montaña.

1910. La mejora de las comunicaciones ha comportado que la montaña sea un lugar muy visitado por los barceloneses. La empresa propietaria decide abrir un merendero para atraer público. Para respaldar el crecimiento, la sociedad amplía capital y da entrada en el accionariado a los inversores Teodor Alsina y Josep Garí, entre otros.

1915. La afluencia de visitantes a la zona sigue aumentando. La empresa decide instalar como atracción estrella un carrusel, al que siguen luego diversas atracciones para niños.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Década de los cuarenta. La familia Andreu alcanza un acuerdo con el Ayuntamiento para que se haga cargo del Tramvia Blau. Los Andreu, junto a inversores minoritarios, mantienen la propiedad y la gestión del parque de atracciones. En aquellos años casi sin automóviles, el tranvía -junto con el funicular- era básico para comunicar la ciudad con la montaña.

1988. El financiero Javier de la Rosa anuncia la compra del 66% de Tibidabo a la familia Andreu. La operación está ligada a la adquisición por la firma Ercros, que De la Rosa controla a través de KIO, de la firma farmacéutica Laboratorios Andreu. De la Rosa, que había irrumpido con fuerza en el panorama económico de la mano del grupo kuwaití KIO, vende luego Laboratorios Andreu al grupo suizo Roche, que elimina la marca.

Junio de 1988. La sociedad Patsa, controlada por De la Rosa, realiza fuertes inversiones en el parque de atracciones. El parque abre sus puertas remozado y logra atraer nuevo público.

Septiembre de 1991. Javier de la Rosa toma el control del Consorcio Nacional de Leasing. Crea la sociedad Grand Tibidabo, de la que pasa a depender el parque.

Octubre de 1993. Grand Tibidabo, la firma matriz, sufre un proceso de descapitalización. La crisis lleva a la cárcel a De la Rosa por apropiación indebida, falsedad y estafa.

Octubre de 1997. El parque empieza a dar signos de crisis. Cierra sus puertas el día 18. El objetivo declarado por la empresa era aprovechar la menor asistencia que se produce en invierno para realizar obras. Aparecen signos de asfixia financiera.

Noviembre de 1997. La dirección del parque presenta un expediente de regulación de empleo por seis meses para los 160 trabajadores.

Marzo de 1998. El parque vuelve a abrir sus puertas tras cinco meses cerrado coincidiendo con el centenario de su creación.

Octubre de 1999. Grand Tibidabo presenta la quiebra voluntaria.

Diciembre de 1999. La Seguridad Social insta la subasta de los bienes de la empresa por deudas de 1.600 millones de pesetas.

Adjudicación. La inmobiliaria Barcinova Augusta se adjudica el parque por 791 millones por cuenta de la firma Chupa- Chups. El Ayuntamiento ejerce su derecho de tanteo y se queda el parque.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_