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Carlos Fuentes describe los males de México en 'Todas las familias felices'

El autor presenta en Barcelona la Fundación Casa América Cataluña

Adán y Eva moraban felices en el paraíso hasta que el Dios severo del Antiguo Testamento decidió expulsarlos del vergel por un pecadillo goloso: como es bien sabido, la ninfa bíblica mordió una manzana. El infortunio de la pareja creció con el tiempo porque uno de sus hijos, Caín, le salió psicópata y mató a su hermano Abel. Las desdichas familiares también campan a sus anchas en las tragedias clásicas, gracias a la saña vengativa de personajes dolidos, tipo Elektra, Orestes y Medea, entre otros muchos. El escritor Carlos Fuentes (Ciudad de México, 1928) recrea en su nuevo libro Todas las familias felices (Alfaguara) esta rica tradición literaria de disputas hogareñas. "Es uno de los temas fundacionales de la religión y la literatura", apuntó ayer Fuentes. La presentación del volumen se celebró en la Casa América Cataluña, en Barcelona, centro que hoy da a conocer su nueva fundación en un acto presidido por Pasqual Maragall en el que también intervendrá el escritor mexicano.

El libro se compone de 16 narraciones hilvanadas por coros poéticos en los que el autor pone voz a los más desvalidos: niñas sexualmente ultrajadas, críos que se ganan la vida mendigando, víctimas de pandilleros asesinos... Una violencia cotidiana que es reflejo de otra mayor, la del México más vandálico y lastrado por la pobreza. "Este libro pretende ser un exorcismo de los males que aquejan mi país", remachó.

Fuentes contestó a las preguntas de la prensa con la ironía que caracteriza buena parte de su prosa. Se atrevió, incluso, a imitar la "voz oceánica" del poeta chileno Pablo Neruda a petición de una periodista. Asimismo, rememoró las frecuentes visitas que realizaba a Barcelona a principios de la década de 1970 para ver a "sus cuates" Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa y José Donoso, que residían por entonces en la ciudad. "Barcelona era la capital cultural de España. Iba a Bocaccio y, entre otros, me encontraba con Carlos Barral y Rosa Regàs, qué buena estás,...", bromeó el escritor. Su amigo Barral fue -como editor- uno de los protagonistas del boom de la literatura latinoamericana, fenómeno que comenzó a forjarse en Barcelona. "La ciudad está muy cambiada. La recuerdo sombría y muy diferente a la actual".

Pesimismo inteligente

El autor de El naranjo reconoció que el pesimismo recorre la mayor parte de relatos de su nuevo libro, pero este rasgo le parece saludable: "Como dijo Oscar Wilde, el pesimismo es optimismo bien informado". El volumen se cierra con un homenaje a Conrad -evocado con las palabras "la violencia, la violencia"- y su título es un remedo de una frase de Tolstoi incluida en Anna Karenina: "Todas las familias se asemejan, cada familia infeliz lo es a su manera". Aunque en México la homosexualidad es todavía tabú, el autor ha incluido un cuento protagonizado por una pareja de gays a punto de caer en la tentación de un efebo parlanchín. "A través de ellos narro la historia cultural de mi ciudad. Desde la época de Diego Rivera y Frida Kahlo hasta el apogeo de la zona rosa en los años 70".

Fuentes también se refirió a la situación política de su país y abogó por un impulso democrático que parta de las necesidades del pueblo. "La mitad de la población de México, lo que supone cerca de 50 millones de habitantes, es joven y pobre", señaló el autor. A pesar de la crisis política que vive México, Fuentes considera que no existe peligro de una sublevación: "Es un país estable con muchos intereses creados y una sólida clase media". La corrupción y la violencia son, a su juicio, dos de los principales problemas a los que se tiene que enfrentar la sociedad mexicana. "Hay muchas bandas criminales de jóvenes entre los 15 y los 30 años. Cada vez que matan a alguien, se hacen un tatuaje", lamentó el escritor.

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