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Castells advierte de que el déficit fiscal daña "la economía y el bienestar de los catalanes"

El consejero cree que existe "un amplio denominador común" entre los partidos

El consejero catalán de Economía y Finanzas, Antoni Castells, lanzó ayer una advertencia: la "magnitud" del déficit fiscal de Cataluña con la Administración central -o la diferencia entre lo que la comunidad catalana aporta al Estado y lo que éste gasta e invierte en Cataluña- es "suficientemente importante como para que afecte negativamente a la economía y al bienestar de los catalanes".

Castells, que se pronunció en estos términos justo antes de intervenir en una jornada organizada por la Fundación Caixa Sabadell, eludió especificar a cuánto asciende el saldo negativo de Cataluña con el Estado. Distintos expertos consultados de entre los que conforman el grupo designado por la parte catalana de la comisión mixta Estado-Generalitat apuntan que, según el criterio metodológico que se utilice para calcular el déficit fiscal, éste ascendió en 2002 al 6,4% o al 9,4% del PIB catalán (véase EL PAÍS de ayer). Ese año es el último del que se dispone del presupuesto liquidado. En todo caso, el consejero de Economía apuntó: "Las cifras que yo he visto están dentro de lo que cabía esperar".

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El grupo de expertos -que inicialmente se limitaba a ocho miembros y que antes del paréntesis navideño se amplió a otros cinco académicos- debe presentar sus conclusiones el próximo lunes.

Mientras los expertos ultiman sus trabajos, el presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall, y el líder de CiU, Artur Mas, abordaban ayer la necesidad de superar el déficit fiscal mediante un nuevo modelo de financiación. A este respecto, Castells consideró que sería "imperdonable" que los partidos no se pusieran de acuerdo sobre ello, ya que existe "un amplio denominador común" en las respectivas propuestas.En el caso concreto de CiU, el consejero de Economía puso el acento optimista en los posibles espacios de acuerdo y quiso ver "la botella medio llena, sobre todo si está llena al 85%", a la hora de "trabajar conjuntamente" para una propuesta de sistema de financiación. Castells, que no perdió la ocasión de reiterar que la solidaridad de Cataluña con las comunidades menos desarrolladas "no puede ser ilimitada", anticipó que él mismo participará "de forma inmediata" en las conversaciones con el primer partido de la oposición.

De hecho, el presidente Pasqual Maragall emplazó a Artur Mas, con quien se reunió por espacio de una hora, a ponerse en contacto con el consejero de Economía para iniciar negociaciones con el propósito de pactar una propuesta de financiación satisfactoria y que ambas partes consideran que debe ser la "piedra angular" del Estatut.

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El tono claramente optimista sobre la posibilidad de un acuerdo que utilizó Castells contrastó con el escepticismo del jefe de la oposición cuando rindió cuentas de la reunión con Maragall, dedicada casi en exclusiva al espinoso asunto de la financiación autonómica. Mas dijo que las posiciones fueron contrapuestas, aunque no "insalvables". Mas reiteró a Maragall su oposición a establecer un sistema en el que Cataluña contribuya al Estado de acuerdo con su renta (casi el 19%) y reciba en función de su población (16%). "Esta propuesta es absolutamente incompatible con la nuestra porque supondría ir hacia atrás como los cangrejos", advirtió. El presidente de la Generalitat insistió en esta fórmula en su viaje de esta misma semana a Madrid.

Pero el líder nacionalista se esforzó por no dar un portazo a su interlocutor: "Las discrepancias no son insalvables", precisó. No obstante, apremió al Gobierno a concretar sus posiciones y reiteró su voluntad de que el nuevo sistema reduzca considerablemente el déficit fiscal, que podría fijarse en 6.000 millones de euros, la mitad de lo cifrado en la horquilla máxima de los expertos de la comisión de expertos.

Los dos socios del tripartito, Esquerra Republicana e Iniciativa, también recordaron ayer a Maragall que el pacto del Tinell no establece una fórmula de pagar por renta y recibir por población. "Maragall tiene determinados clichés", ironizó el republicano Joan Ridao.

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